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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Rareza pesimista

En el lento goteo que nos llega de películas soviéticas, asoma últimamente el aire respirable de la variedad. Paloma salvaje, filme de Soloviev que ha tenido un reciente reconocimiento de la crítica internacional en varios festivales europeos, no se parece a ninguna otra película soviética conocida aquí. Ésa es su primera y no desdeñable marca, por proceder de lo que hasta hace poco era considerado el reino de la uniformidad. Algo, al parecer, se está resquebrajando en esa uniformidad, falsaria como todas.Paloma salvaje es una película rara, un relato elegiaco en el que un hombre en la cúspide de la modernidad soviética -se trata de un astronauta en pleno vuelo- evoca los sucesos de su infancia que fijaron su vida adulta, y el poema que su memoria extrae de estos sucesos no es precisamente una elegía al uso, sino un negro conjunto de recuerdos de dolor y de miseria moral.

Paloma salvaje

Producción soviética, 1986. Intérpretes: Eslava Iliushenko, Liubomiras Lauciavichus, Ludmila Savelieva. Estreno: cine Picasso. Madrid.

El filme tiene un oscuro ritmo onírico, que podría definirse como la mutación del aludido intento elegiaco de sueño en pesadilla, de evocación de un comienzo en convocatoria al fantasma de un difuso final. Y si la película comienza con una larga cita de Dostoievski, el espíritu del novelista se prolonga suavemente en las ramificaciones de la fábula, que poco, a poco va adquiriendo un sabor a esa doliente fiebre rusa tan mal avenida hasta ahora con el cine soviético.

El ritmo del filme tiene gran interés, pues busca interrupciones o alargamientos muy en relación directa con la cadencia de la evocación, que rompe con el fondo realista del relato y vuela en ocasiones hasta los bordes de la pantalla superreal. Pero en esta máxima virtud hay que encontrar también el máximo defecto del filme, pues estas rupturas de ritmo, apoyadas en un juego entre imágenes en blanco y negro, en color y viradas en sepia, es a veces confuso, y hay momentos en que no rompen sino que desorientan al espectador, y éste se ve obligado a buscar, en mitad de la proyección, hilos argumentales que se le escapan de los ojos.

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