Las reticencias democristianas dificultan la 'gran coalición' con los socialistas en Austria
El resultado de las elecciones generales celebradas el domingo en Austria, que supuso graves pérdidas para los dos grandes partidos en favor de los liberales de tendencia derechista y de los verdes, ha trastocado todo el panorama político de ese país. La perspectiva de los socialistas de crear, según su declarada voluntad, un Gobierno de coalición con los democristianos (OEVP), dejó de ser segura ayer. En el OEVP, en el que el grave retroceso ha causado profunda conmoción, se alzaron voces de dirigentes regionales contra la coalición con los socialistas.
Las directivas de los cuatro partidos que tendrán acceso al nuevo Parlamento mantuvieron ayer reuniones separadas para estudiar una situación totalmente nueva en la Austria de la posguerra. La clara erosión de los partidos tradicionales y la polarización del voto de protesta hacia los extremos hizo surgir dudas entre los democristianos (OEVP) sobre la oportunidad de una gran coalición con los socialistas (SPOE).Las negociaciones para formar Gobierno serán, en todo caso, largas y difíciles. El canciller federal Franz Vranitzky, que presidiría las negociaciones por parte socialista, manifestó ayer que espera que dentro de seis u ocho semanas Austria pueda tener un nuevo Gobierno. Sin embargo, advirtió que, si en el partido conservador se impone la tendencia contraria a una coalición con los socialistas, él renunciará al encargo del presidente de la República, Kurt Waldheim, para formar Gobierno.
El OEVP ha quedado profundamente dividido tras su catastrófico resultado. Ayer proliferaron las opiniones, en parte diametralmente opuestas, entre sus diferentes dirigentes. Su candidato a la cancillería, Alois Mock, que tuvo que ser tratado por un médico antes de comparecer en la televisión en la noche electoral, es criticado ya abiertamente por algunos. Aunque manifestó que continuará al frente del partido, existen serias dudas al respecto.
Finalmente, Kurt Waldheim ha supuesto el desastre para los conservadores. El OEVP ha pagado cara la campaña nacionalista y de tinte antisemita que realizó para aupar a Waldheim al poder en junio pasado. Esta campaña se ha vuelto contra el partido beneficiando al derechista Joerg Haider. Sin la controversia Waldheim, el Gobierno del canciller Fred Sinowatz, en alianza con el anterior líder liberal, Norbert Steger, se hubiera mantenido hasta la fecha inicialmente prevista para las elecciones, en primavera, y la victoria del OEVP habría sido prácticamente segura.
Hoy todas las fórmulas políticas posibles perjudican al OEVP. De entrar en un Gobierno con los socialistas, los liberales de Joerg Hainer capitalizarán la oposición conservadora, lo que podría suponer el hundimiento del OEVP.
Oposición a los liberales
Si sus condiciones para formar coalición con el SPOE son excesivas y Vranitzky renuncia a formar Gobierno, el OEVP recibirá el encargo de Waldheim para formar Gobierno, lo que sólo podría hacer con los liberales. A esto se oponen algunos sectores del partido, como el segundo alcalde de Viena, Erhard Busek, que pidió ayer expresamente la permanencia en la oposición.Por otra parte, las posibilidades de que una coalición de conservadores y liberales se mantenga toda una legislatura con los socialistas y los poderosos sindicatos austríacos en contra parece remota. La bancarrota del OEVP, que, tras 16 años en la oposición y con un Gobierno desprestigiado, sufre una sustancial pérdida de votos, no tiene precedente en la historia democrática austriaca.
En el SPOE es evidente el alivio por haber evitado, aunque fuera gracias al saqueo liberal de votos conservadores, una mayoría relativa del OEVP.
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