Kim Il Sung desarrolló una política exterior equidistante entre Pekín y Moscú, destinada a aislar a Corea del Sur
Una de las grandes virtudes que se le reconocen al presidente Kim Il Sung es su capacidad para mantener vigente la equidistancia estratégica de su país respecto a China y la Unión Soviética. Velar por la seguridad de sus fronteras ha constituido un elemento vital de su política exterior, encaminada, asimismo, a promover el aislamiento internacional del régimen de Seúl, obtener la autosuficiencia económica y, como objetivo último, conseguir la reunificación de la península tras la retirada de las tropas norteamericanas estacionadas en Corea del Sur.
El odio hacia el sur y lo que su régimen representaba se extendió hasta diciembre de 1984, fecha en que altos representantes de ambos regímenes se reunieron por primera vez para explorar las posibilidades de establecer relaciones económicas entre los dos países. Las esperanzas de que se pudiera producir un acercamiento entre el comunismo del norte y el capitalismo del sur habían florecido en septiembre de ese año cuando Seúl aceptó una importante oferta de ayuda para paliar los destrozos causados por unas inundaciones que se cobraron 200 muertos.Un año antes, el atentado que provocó la muerte en Rangoon de cuatro ministros surcoreanos había sido atribuido por las autoridades de Birmania al régimen de Corea del Sur.
El paralelo 38 separa a las dos Coreas desde que Estados Unidos y la Unión Soviética acordaran dividirse temporalmente la península en 1945. Soberana desde 1948, Corea del Norte invadió el Sur en 1950, y sólo la intervención china pudo evitar que el apoyo norteamericano a Seúl desembocara en la conquista del norte por el sur.
La eventual desaparición de Kim al frente de los destinos de Corea del Norte viene a complicar aún mas la tensa situación que vive su vecino del sur, donde el Gobierno de Chun Doo Huan parece inclinado a utilizar todos sus poderes para amordazar a una oposición cuya actividad crece sin cesar. Después de haber llegado a un compromiso inicial con sus dos principales líderes, Kim Dae Jung -que se encuentra bajo arresto domiciliario- y Kim Young Sam para reformar la Constitución, el Gobierno surcoreano detuvo hace tres semanas a un diputado opositor que criticó la falta de elecciones presidenciales directas.
Hace dos semanas, el régimen surcoreano del general Chun Doo Huan, encarceló, tras un espectacular asalto policial, a unos 1.500 estudiantes que se habían encerrado en la universidad en protesta por la falta de medidas aperturistas en el terreno político. Entre estas medidas, figuraría un verdadero acercamiento con Pyongyang.
El comienzo en Corea del Norte de las obras de un superpantano a apenas 10 kilómetros de la zona desmilitarizada que divide las dos Coreas, constituye el último foco de tensión entre los dos países. El pantano de Kumgang, que almacenaría unas 22.000 millones de toneladas de agua, supone una amenaza para la población de Corea del Sur, según el Gobierno de Seúl, ya que en caso de accidente o de un nuevo conflicto bélico, si el agua se desbordase podría devastar prácticamente la capital surcoreana, Seúl, habitada por unos 10 millones de personas.
"Lanzaremos un llamamiento a las organizaciones internacionales para impedir el proyecto", afirmó Lee Jong Ryool, portavoz presidencial surcoreano, al revelar recientemente la amenaza que puede suponer el futuro embalse que ha comenzado a construir Pyongyan, en el río Pujan.
La semana pasada, unas 100.000 personas se manifestaron en Seúl contra el pantano de Kumgang, cuyas obras costarán 1.600 millones de dólares (unos 214.000 millones de pesetas) y que, según observadores occidentales, están siendo llevadas a cabo por 50.000 soldados.
El acercamiento entre Estados Unidos y China ha sido siempre una de las grandes preocupaciones del secretario general del Partido de los Trabajadores norcoreano, quien no tuvo pelos en la lengua en octubre de 1980 al intervenir ante el 6º Congreso: "Los países socialistas, los no alineados y todas las naciones de reciente creación deben abstenerse de concertar compromisos... No deben abandonar su postura antiimperialista para mejorar sus relaciones diplomáticas con los países imperialistas, ni tampoco han de sacrificar los intereses de otros países en aras de sus propios intereses".
España no tiene relaciones con Corea del Norte. Sin embargo Santiago Carrillo mantuvo, mientras era secretario general del Partido Comunista de España (PCE), excelentes relaciones con Kim. Carrillo llegó a convertirse en un verdadero embajador del presidente norcoreano ante los comunistas europeos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.