_
_
_
_

El número de abortos en la URSS es superior al de nacimientos

Pilar Bonet

Pese a que el aborto es legal en la URSS, la gran mayoría de las mujeres soviéticas recurren al aborto ilegal para interrumpir su primer embarazo, y un 30% de estas intervenciones concluye con la muerte de la paciente, según un artículo publicado por la revista soviética Rabotniza (La Trabajadora). La revista, que tira millones de ejemplares y está dedicada a la mujer, señalaba que el número de abortos que se producen en la URSS es superior al de nacimientos. Desde 1983, el número de nacimientos supera los cinco millones y la cifra de abortos se acerca, como mínimo, a los seis millones anuales.

Por cada nacimiento que se produce en la República Federativa Rusa (la mayor de las 15 repúblicas soviéticas) hay aproximadamente dos abortos y el 75% de las mujeres soviéticas han tenido al menos un aborto, según Rabotniza.Por cada 2,7 abortos legales hay en la URSS un aborto clandestino, según datos publicados por M. Bedni en un reciente libro sobre demografía mencionado en el artículo.

El 70% de las chicas residentes en ciudades y el 90% de las residentes en el campo ponen fin a su primer embarazo con un aborto ilegal. El 67% de las mujeres y el 87,5% de las jóvenes menores de 19 años recurren al aborto clandestino para interrumpir su primer embarazo

La máxima frecuencia de abortos clandestinos ocurre en el grupo de edad inferior a los 19 años en relación a otros grupos.

Cinco rublos

El aborto puede practicarse en la URSS legalmente hasta la 12 semana del embarazo, y la intervención, que queda convenientemente registrada, cuesta un total de cinco rublos. La preferencia por los abortos ilegales es achacable a las condiciones en que se practican las intervenciones autorizadas, como si las pacientes fueran materias primas en una cadena de montaje" y de forma cruel, según el autor del artículo, un profesor de Talin (capital de la República Soviética de Estonia)."Una mujer que recurre al aborto es profundamente desgraciada. Pero en las próximas horas va a atravesar un doloroso choque psicológico. Nadie la hablará. Es parte de una corriente sin rostro", señala el articulista. Los médicos no siempre disponen de la necesaria anestesia, la máscara o la inyección en el brazo que la mujer literalmente suplica al médico. Faltan anestésicos y anestesistas y las pacientes están dispuestas a ir a la operación con sustancias calmantes compradas en la farmacia sólo para no sentirse objetos sin rostro.

La falta de anonimato es otro factor que induce a las mujeres a recurrir al aborto clandestino. El aborto oficial da derecho a tres días de baja laboral, pero obliga a registrarlo. "El anonimato puede ser comprado", indica la revista, por 30 rublos o más, y con ello algunas mujeres afortunadas obtienen una operación con anestesia. Otro factor que favorece la clandestinidad es el humillante proceso por el que debe pasar la mujer que interrumpe el embarazo, según el vicefiscal de Talin, lu. Tinismiagi. Un artículo recientemente aparecido en un periódico moscovita se refería a la falta de tacto de las enfermeras que atienden a las mujeres que decidieron abortar y acuden a los consultorios destinados a este efecto, donde, en ocasiones, cuelgan letreros del tipo: "Madre, no mates a tu hijo".

Rabotniza confirma que la interrupción del embarazo es el método más extendido en la URSS para evitar la maternidad no deseada, y que los anticonceptivos tienen una difusión muy limitada. "Si fueran más seguros, cómodos y accesibles, la gente los utilizaría más a menudo", señalaba la revista, que considera positiva la existencia del aborto legal. "La gente debe tener derecho a decidir por sí misma sobre el nacimiento de un niño", pero propugna una ejecución auténticamente humana del aborto.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_