Miles Davis: "A los músicos les enseño lo que quiero"

Miles Davis, la figura mítica del jazz que actuó ayer en el Palacio de Deportes, ha formado en sus filas a los mejores intérpretes del género del momento. "A los músicos les he enseñado lo que yo quería", dijo ayer en la conferencia de prensa que ofreció en Madrid. Miles Davis, el Picasso del jazz, detesta las etiquetas que se aplican a su música. A los 60 años, el trompetista es capaz de mantener a su público en vida durante el espectáculo. Más que un encantador de serpientes, es como una serpiente hechicera.

Llega balanceándose, despectivo, masticando un chicle que se asoma blanco entre sus labios oscuros, entre la oscuridad toda que es él. Un abrigo de cuero negro, pantalones, camisa, gafas, todo negro, un largo fular de seda beis, pulseras, anillos de oro y brillantes, un par de gemelos dorados que dicen en letras de molde: Miles. Es Miles Davis.Por su banda han pasado figuras como Herbie Hancock, John McLaughlin o Chick Corea. Miles Davis es el maestro. Su banda ha sido una cantera de estrellas. "A los músicos les he enseñado lo que yo quería", dice.

En su último disco, Tutu, dedicado a Desmond Tutu, hay una visible presencia del músico Markus Miller. "Markus es un músico creativo de este momento, hace de todo, toca varios instrumentos. Markus es un poco como Prince, muy activo y versátil". Recientemente, Prince le envió dos cintas con composiciones suyas, de las que Miles ha escogido dos temas, está por decidirse si las graban juntos o no.

Miles Davis detesta las etiquetas aplicadas a la música que él hace. "No hay nombre para ello, es sólo música. No quiero clasificarlas porque, por ejemplo, en mi último disco hay dos canciones que tienen algo de flamenco, y si encuentro música china o negra que me atraiga, la uso como elemento. No se puede decir que cambio de estilo cada tres segundos. Sólo hago música".

Un periodista le pregunta qué opina de los jóvenes que hoy retoman las firmas del jazz clásico. "Si yo hubiera escuchado esta pregunta en los sesenta o setenta, me hubiera pegado un tiro. Yo podría tocar como solía, pero mi cuerpo no me lo permitiría, ni mi cabeza tampoco. Los jóvenes tienen que comenzar por algo; hay tantos discos ahora, que entiendo que quieran empezar por el principio, pero la mayoría no sale de los clichés. Hoy tienes que tocar de otra manera, ir en contra de la música de los sesenta y los setenta porque ya no existe ese sonido. Hoy hasta el sonido que produce un accidente suena distinto. En la composición musical no puedes plantearte componer dentro de los estilos"."La música es como una mujer que tienes que calentar para poder follarla. La creación no es una búsqueda, es algo que ocurre. Hay que escuchar todo, seleccionar qué es lo que te interesa e ir adquiriendo los matices que puedas ser capaz de expresar".