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La "guerra de la galaxias" continúa bloqueando el diálogo de las superpotencias sobre desarme

ENVIADO ESPECIAL El secretario de Estado norteamericano, George Shultz, y el ministro soviético de Asuntos Exteriores, Edvard Shevardnadze, concluyeron ayer sus conversaciones en Viena sin lograr avance alguno en el diálogo sobre desarme de las superpotencias, bloqueado en la reciente cumbre de Reikiavik por las posturas diametralmente opuestas respecto a la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI). Shevardnadze declaró ayer, antes de viajar a Moscú, que las entrevistas con su homólogo norteamericano le habían dejado "un amargo sabor".

Shevardnadze manifestó en el aeropuerto de Viena, tras la segunda de las dos entrevistas que sostuvo con Shultz en Viena, coincidiendo con la inauguración de la Conferencia de Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE), que no existen hoy perspectivas para una próxima cumbre entre el presidente Ronald Reagan y el máximo dirigente soviético, Mijail Gorbachov, que en principio debía celebrarse este año en Washington.El secretario de Estado norteamericano compareció ante la Prensa internacional después de haber estado reunido durante dos horas con Shevardnadze para declarar que "no ha habido ningún avance en materia de desarme". Respecto a la posibilidad de una nueva cumbre manifestó: "Ni siquiera hemos hablado de ello".

Tras sus dos encuentros con Shevardnadze, el miércoles por la tarde y ayer a primera hora de la mañana, por espacio total de cinco horas, Shultz lamentó que la parte soviética centrara toda la negociación en la Iniciativa de Defensa Estratégica (S DI) y su relación con el tratado ABM sobre sistemas antimisiles, firmado en 1972 por ambas superpotencias. "Ha sido difícil interesarles en otros aspectos del desarine", dijo.

Shultz señaló que la delegación norteamericana había llegado a Viena preparada con documentos para establecer cuáles son los avances a los que Estados Unidos creía que se había llegado en Reikiavik, las diferencias entre ambas partes y la visión norteamericanos de la postura soviética en estas cuestiones. No obstante, dijo que la URSS había acudido al encuentro de Viena con el objetivo principal de mutilar el programa SDI. "Esto no lo van a conseguir", dijo.

Insistió el secretario de Estado norteamericano en que la investigación y experimentación exterior, no sólo de laboratorio, de la tecnología necesaria es vital para la SDI y en que EE UU no renunciará a ello.

El ministro soviético ya había advertido en su discurso ante el pleno de apertura de la CSCE que "la SDI bloquea todas las vías a cambios radicales", y reforzó la posición soviética de condicionar todos los eventuales acuerdos en otros aspectos del desarme a una limitación al laboratorio de la investigación para la SDI.

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"El único progreso habido es que hemos aclarado nuestras posiciones", manifestó ayer Shultz. Expertos en desarme que asistieron a las negociaciones -entre ellos, Paul Nitze, asesor del presidente Ronald Reagan, y Max Kampelmann, jefe de la delegación norteamericana en Ginebra- manifestaron después que la URSS no sólo rechazó negociar aspectos de desarme al margen de la SDI, sino que tampoco se mostró dispuesta a confirmar avances que EE UU consideraba logrados en Reikiavik.

La primera reacción en Viena señalaba ayer que el endurecimiento perceptible en la postura soviética era lógico, tras el resultado de las elecciones norteamericanas y la controversia en Estados Unidos y Europa occidental, sobre la SDI.

Propuestas norteamericanas

Por su parte, el secretario de Estado nortemericano reiteró ayer las propuestas de su país, ya expuestas en la cumbre celebrada en la capital islandesa. Éstas son una reducción de las armas estratégicas hasta un máximo de 1.600 misiles o bombarderos, con un máximo de 6.000 cabezas nucleares hastal991.

En misiles de medio alcance (INF), una reducción hasta un máximo de 100 cabezas nucleares por cada parte. Los soviéticos estarían estacionados en Asia, y los norteamericanos, en EE UU. Europa quedaría libre de estas armas.

En cuanto a sistemas de defensa estratégica, se acordaría que ambas partes se sometan al vigente tratado ABM durante 10 años, con la posibilidad de desarrollar y probar las nuevas armas de la SDI.

Finalmente, se llegaría a una reducción paulatina de las pruebas nucleares hasta su prohibición total, con medidas de verificación sobre el terreno.

Shultz manifestó ayer que había dejado claro que la eliminación de misiles de medio alcance en Europa sólo es realizable vinculada a acuerdos de desarme convencional y químico en el continente.

Pese al profundo desacuerdo registrado, las dos partes recordaron que hoy mismo se celebra en la ciudad suiza de Ginebra la última sesión de la actual ronda de conversaciones sobre todo tipo de armamentos nucleares y espaciales, y ninguna de ellas descartó la posibilidad de que se presenten nuevas ofertas de desarme.

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