China se plantea la reforma cultural como una nueva libertad para la creación
RAMÓN VILARÓ ENVIADO ESPECIAL, "Después del éxito en la reforma y la modernización en el campo y la aplicada en la industria, es evidente que debemos progresar ahora en la reforma de la cultura", dice Wang Zhenmao, director de la sección europea del Ministerio de Cultura, en Pekín, donde están convencidos de la necesidad de revitalizar el movimiento de las cienflores. De esta manera se estimulará la apertura cultural e ideológica en la República Popular China.
"Que florezcan cien flores y que compitan cien escuelas", lanzo Mao Zedong en 1955, al promulgar la necesidad de que profeso res, intelectuales y periodistas hablaran y polemizaran libre mente sobre la sociedad china. Pero la primavera maoísta de las cien flores fue muy corta y no resistió la primera helada. Duró escasamente un año: en 1957 muchos de sus principales participantes Fueron encarcelados.Al conmemorar ahora el 30º aniversario del movimiento de las cien, flores, los nuevos líderes chinos pretenden recuperar básicamente un eslogan para mostrar al mundo que la reforma aperturista va en serio. No sólo en lo agrícola y económico, donde los resultados positivos comienzan a ser patentes, sino también en el terreno más movedizo de las ideas.
Siguiendo la línea de apertura marcada por Deng Xiaoping, los principales partidarios de reactivar el lema de las cien flores son dos de los jóvenes leones del Comité Central del partido comunista chino: Hu Qili, de 57 años de edad, y Zhu Houze, de 55 años y jefe de propaganda del PCCH. Hu QiIi no dudó en escoger el foro histórico de los maoístas, y cuna de la revolución cultural, la ciudad costera de Shangai, para recordar hace unos meses la vigencia del movimiento aperturista de las cien flores.
¿Cuál será el impacto real del movimiento de las cien flores en una sociedad que parece convencida de los efectos positivos de la modernización económica, pero mantiene un firme control en el campo de las ideas?
"Hay que avanzar en el terreno de la reforma cultural", explica Wang Zhenmao en el salón de una casa de antiguos mandarines, lindante con el Ministerio de Cultura. "Porque",añade, "la realidad cultural no corresponde a la realidad de la China actual". "Aplicamos ya el sistema de incentivos en el campo de las artes, donde un mal actor o una cantante, mediocre ya no tienen garantizado de por vida su permanencia en la escena", expone Wang Zhenmao.
"Durante la revolución cultural, muchos artistas fueron marginados y sus obras prohibidas. Sólo existían ocho obras que podían ser presentadas en la ópera de Pekín", puntualiza el alto funcionario del Ministerio de Cultura. "Ahora", continúa, "los escritores son libres de escribir lo que deseen, y los pintores, de expresarse libremente".
Wang henmao recuerda, en un perfecto francés, que la mejor prueba de cambio en lo cultural está en el nombramiento del es critor Wang Men, víctima de la revolución cultural como nuevo ministro de Cultura. desde principios de este año. Un ministro, Wang Men, que considera que el eslogan de las cien flores es perfectamente válido 30 años después, "porque fue un sueño que no pudo convertirse en realidad".
En estos últimos años, además de la rehabilitación de intelectuales, principalmente novelistas, perseguidos durante la revolución cultural, tia surgido en China una nueva oleada de autores jóvenes. Practican, en general, la novela corta y los poemas, pero exploran asuntos hasta ahora un tanto marginados por los escritores chinos, como los problemas de la mujer
"Gran debate" literario
Organizado por la oficial Asociación de Escritores Chinos, esta semana se celebra en Shangai el primer congreso internacional sobre literatura contemporánea china, calificado por Deng Youmei, miembro de la Asociación de Escritores Chinos, no como un acto académico, sino como un "gran debate".
Este reflorecer del nuevo movimiento de las cien flores es observado con cierto escepticismo por algunos sinólogos occidentales con base en Pekín, que opinan que no es más que un eslogan, pero que la apertura cultural china está bajo control.
Para Hu Qili, una de las estrelas brillantes en el equipo de sucesión a Deng Xiaoping, es evidente que "nuestra política de apertura y modernización necesita urgentemente una guía teórica". Una guía que puede incluso cuestionar el dogmatísmo marxista de la sociedad china si se tiene en cuenta lo publicado en el Diario del Pueblo, órgano oficial del Partido Comunista de China (PCCH). "No podemos esperar", escribía el Diario del Pueblo, "que los trabajos de Marx y Lenin resuelvan hoy todos nuestros problemas". Pero en Pekín recuerdan que el objetivo de la reforma es alcanzar el máximo objetivo de la sociedad comunista, donde uno de las consignas populares de hoy es: "Mao nos liberó y Deng Xiaoping nos enriqueció".
En el regenerado lema de las cien flores Hu Qili puntualizó que en la "competencia entre escuelas" -se entiende de pensamiento- no se incluiría ningún elemento que pueda ser subversivo contra la ideología del PCCH y que el nuevo movimiento aperturista se llevará a cabo "bajo el liderazgo correcto del partido".
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