ETA no respondió al Papa

El Vaticano anunció ayer oficialmente que ETA no ha respondido al llamamiento hecho por los obispos españoles, quienes habían comunicado el deseo del Papa de que la voz de las armas callara durante el día. de ayer. Los problemas de los contactos con ETA han sido al parecer muy complejos. En un principio, el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Gabino Díaz Merchán, había afirmado en Roma que quizá dicha llamada a ETA debían hacerla los obispos vascos. Merchán todavía no había recibido entonces la carta del nuncio de Madrid, en la que éste pedía que fuese la propia conferencia la que hiciera llegar a ETA el deseo del Papa. Y así fue.La Comisión Permanente del Episcopado lanzó un llamamiento para que en la jornada de ayer cesasen todos los actos terroristas en España, mientras los obispos vascos se movían con pies de plomo. José María Setién, obisipo de San Sebastián, en dos entrevistas concedidas en Roma a Radio Nacional de España y a Televisión Española, insistió en que los obispos vascos buscan siempre la paz. Aprovechando que el industrial Lucio Aguinagalde continúa secuestrado, el obispo de Vitoria, José María Larrauri, fue encargado de insistir en la tregua.

Setién había. explicado el domingo en el santuario mariano de Aránzazu (Guipúzcoa), donde participó en una concentración de 10.000 personas por la paz, que los obispos vascos no habían realizado ninguna gestión mediadora concreta ante ETA.

La impresión que predomina en los círculos romanos es que los obispos vascos no albergaban demasiadas esperanzas de que ETA respetase la tregua, y que por eso no han querido exasperar más los ánimos con declaraciones conjuntas del el episcopado vasco, el cual, por otra parte, tampoco parece haberse puesto de acuerdo sobre cómo hacer llegar a ETA el deseo del. Papa. Lo que sí es cierto es que el Vaticano ha quedado muy dolido por el grave atentado perpetrado por ETA sólo 48 horas antes de la jornada de paz en Asís, que ha constituido, en, la práctica, la única respuesta, violenta y agresiva, contra la llamada del papa Wojtyla. Una "respuesta brutal de muerte", en palabras de un cardenal cercano al Papa.