Los ministros de Exteriores de la CE estudian hoy el litigio comercial con Japón

Los ministros de Asuntos Exteriores de los doce discutirán de nuevo hoy en Luxemburgo el contencioso con Japón, pero a diferencia de sus anteriores reuniones es probable que por primera vez tomen una medida concreta. Ésta será, sin embargo, de escaso alcance práctico y no augura todavía el desencadanamiento de una guerra comercial que muchos europeos consideran ya inevitable.

El contencioso entre Bruselas y Tokio se agrava todos los días. Las últimas estadísticas japonesas ponen de relieve que en los primeros meses de este año el déficit comercial de la Comunidad, Europea (CE) con Japón ha alcanzado el récord de 13.300 millones de dólares, casi el doble que durante el mismo período de 1985 y un 16,6% más que el de todo el año pasado. Las previsiones apuntan a que en diciembre se elevará a 17.000 millones de dólares.El creciente desequilibrio en los intercambios comerciales no es solamente achacable a la escasa competitividad de la industria europea, comparada con la agresividad de sus rivales nipones sino a las trabas administrativas y aduaneras que obstaculizan sus ventas en el Imperio del Sol Naciente. De regreso de un fracasado viaje a Tokio, Jos Loeff, director general adjunto de la comisión europea, entregó la semana pasada a Hideo Kagami, embajador japonés ante la CE, un voluminoso informe con el que intenta demostrar que desde que e Gobierno nipón lanzó hace un año su Programa de Acción para facilitar el acceso a su mercado, las exportaciones de cinco sectores claves -aparatos eléctricos, productos cosméticos y farmacéuticos, material médico y automóviles- no han aumentado.

Dos casos tipo

Aunque repasarán todo el contencioso, los jefes de la diplomacia europea -España no estará representada por Francisco Fernández Ordóñez, sino por dos secretarios de Estado- centrará, sin embargo, su debate en dos casos test en torno a los cuales se cristaliza ahora la tensión en las relaciones: la fuerte tasación de los alcoholes europeos. allí exportados y la modificación de las normas de seguridad de los esquíes vendidos en el mercado nipón.

Bruselas ha solicitado a Tokio que modifique la fiscalidad del alcohol importado, siete veces superior para el whisky escocés que para el local, y que prohiba la imitación de las etiquetas de las bebidas europeas para poder así incrementar sus ventas de alcohol en 200 millones de dólares anuales, pero sólo ha obtenido vagas promesas a propósito de su primera petición.

El 40% de los esquíes vendidos en Japón han sido fabricado en Europa, un porcentaje récord teniendo en cuenta las características de ese mercado, pero que experimentará un bajón si como es probable, Tokio persiste en su actitud y se niega a suspender provisionalmente las nuevas normas de seguridad. Los industriales comunitarios aseguran haberse enterado de los nuevos requisitos cuando ya estaban prácticamente en vigor.

Frente a este proteccionismo larvado, la réplica comunitaria será muy tímida. Todo lo más, lo! ministros de los doce acordarán recurrir al GATT (Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles) para que investigue sus quejas contra Tokio en materia de alcoholes y acaso estudien un abanico de represalias que no aplicarían inmediatamente.