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Estados Unidos afirma que la expulsión de diplomáticos no dibe interferir en las negociaciones de desarme

Francisco G. Basterra

Estados Unidos anunció ayer la expulsión de 55 diplomáticos soviéticos, 10 días después de la cumbre de Reikiavik y sólo una hora más tarde de que Ronald Reagan firmara en la Casa Blanca que, tras la reunión con Mijail Gorbachov en Islandia, existen "amplias razones para el optimismo" en las relaciones entre las dos superpotencias. La sorprendente y masiva acción norteamericana introduce un nuevo factor de incertidumbre en un momento especialmente delicado de la situación internacional cuando, aparentemente, Washington, y también Moscú, intentan retomar los acuerdos no concluidos en Islandia y negociarlos en Ginebra.

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Moscú había subestimado la reacción de Washington

Los expulsados tienen que aban donar Estados Unidos antes del 1 de noviembre. El, ortavoz presidencial, Larry Speakes, declaró ayer que la masiva expulsión no debe interferir en las negociaciones de Ginebra.El Gobierno norteamericano se ha buscado un curioso argumento para explicar su rotunda acción. Sólo cinco diplomáticos de la URSS -cuatro de la Embajada en Washington y el cónsul en San Francisco- deben dejar el país en respuesta a la acción decretada por Moscú el domingo. La salida del otro medio centenar es explicada como la fórmula de conseguir "una estricta igualdad" en el número de diplomáticos que tienen ambos países acreditados mutuamente.

Unilateralmente, rompiendo un acuerdo que ambos países tenían para aceptar 320 diplomáticos del otro país, Washington fijó ayer un límite de 251 diplomáticos (225 en la Embajada de Washington y 26 en, el consulado de San Francisco) que la URSS puede tener en Estados Unidos Washington, independientemen te de lo que haga ahora el máximo dirigente soviético, Mijail Gorbachov, hará regresar a 69 miembros de su personal diplo mático en la URSS para lograr este objetivo de igualdad.

Se trata de una represalia ampliada a, la decisión de Moscú de expulsar, el pasado domingo, a cinco diplomáticos norteamericanos quienes, a su vez, pagaron por la expulsión de 25 soviéticos de la rnisión de la URSS en la ONU. El Departamento de Estado nortearnericano declaró que considera ceirrada esta guerra de diplomáticos-espías, y que "ninguna represalia por parte de la URSS estará justificada".

Reagan, con Kohl

Reagan, al recibir ayer a Helmut Kohl, jefe de Gobierno de la República Federal de Alemania, expresó su seguridad de que habrá un acuerdo de reducción importante de armas nucleares con los soviéticos, a la vez que denunciaba la injerencia de la URSS en los procesos políticos intemos de los países de la Alianza Atlántica.

Pero el presidente norteamericano combinó su optimismo con la reiteración de su filosofía de fuerza, que quizá explique su decisión. Se ha llegado a esta posibilidad de alcanzar acuerdos dijo, "como resultado de una posición de fuerza y no de timidez".

Kohl, que antes de iniciar su entrevista en el despacho Oval de la Casa Blanca se declaró "optimista", es el prirrier dirigente europeo recibido por Reagan después de la cumbre soviético-norteamericana de Islandia Reagan reafirmó que esa reunión había significado "un gigantesco paso adelante" para que ambass superpotencias discutan seriamente "una reducción" de los armamentos nucleares, y no sólo su limitación.

"Desequilibrio corregido"

El portavoz del Departamento de Estado, Charles Redman, aseguró: "Lamentamos que la URSS haya adoptado acciones que hayan hecho necesarias estas medidas. Hemos corregido un viejo desequilibrio en nuestras relaciones", añadió Redman, ante unos periodistas que no salían de su asombro después de ser bombardeados durante una semana con la idea de lo positiva que ha sido la cumbre de Islandia y de lo mucho que se puede avanzar. La Administración explicó que los soviéticos ya sabían que Reagan haría lo que eufemísticamente llama "un movimiento hacia la paridad" en las representaciones diplomáticas, "si respondían en el tema de la ONU".

"Hemos advertido insistentemente", explicó Redman, que "no toleraremos el abuso de su misión en la ONU como centro de espionaje ni acciones de respuesta contra nuestra Embajada en Moscú". Además, añadió, nosotros no tenemos equivalencia en la capital soviética de esta misión. El Kremlin ya había avisado que respondería a la expulsión de 25 soviéticos de Nueva York, una acción relacionada con los casos del periodista norteamericano Nicholas Daniloff y del funcionario soviético Guenadi Zajarov.

Contundencia

El lunes, fuentes de la Administración manifestaron su irritación por la respuesta de Moscú, pero indicaron que la contrarréplica norteamericana sería moderada para evitar entrar en una guerra de replesalias que congele de nuevo las relaciones. Pero Reagan y sus asesores han optado por la contundencia, convencidos, al parecer, de que Gorbachov, interesado en volver a negociar, no responderá con una escalada de represalias.

La Administración ofreció ayer los nombres de los cinco soviéticos expulsados como represalía directa, que han sido declarados personas no gratas, y los acusó de presuntas actividades de espionaje. Washington afirma tener motivos para pensar tarnbién que los otros 50, cuyas identidades no fueron reveladas, realizan asimismo acciones "no compatibles con su estado diplomático". Los sectores más derechistas llevaban mucho tierripo presionando a Reagan para reducir drásticamente el número de diplomáticos soviéticos en Estados Unidos. Una ley votada por el Congreso obligaba a buscar la paridad en un plazo de tres años, pero hasta hace poco Estados Unidos hablaba de aumeritar el número de sus diplomáticos en la URSS.

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