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DESAPARECE UN ESTADISTA AFRICANO

La muerte del presidente sitúa a Mozambique al borde del Caos

La trágica muerte del presidente Samora Machel, de Mozambique, puede convertir en caótica una situación ya de por sí explosiva en la antigua colonia portuguesa, y es susceptible de desencadenar al mismo tiempo una serie de acontecimientos de imprevisibles consecuencias en toda el África meridional.

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El último de una generación de combatientes

Samora Machel comenzó su mandato corno líder indiscutido e indiscutible de la independencia mozambiqueña. Machel representaba y encamaba los deseos de liberación del pueblo mozambiqueño para librarse del yugo portugués.Pero Machel, un personaje colorista y extrovertido que con su verborrea fácil y distendida hacía las delicias de propios y extraños en cualquier reunión internacional, cometió un error táctico inmediatamente después de la independencia: tuvo la osadía de querer poner en práctica desde el poder sus teorías revolucionarias marxistas.

El resultado fue catastrófico. En el plano nacional, la economía de Mozambique se arruinó. En el internacional, gracias a su apoyo al movimiento de liberación de Suráfrica -el Congreso Nacional Africano (ANC)-, al que permitió establecer bases en territorio mozarribiqueño, se granjeó la enemistad de la primera potencia militar y económica del continente, su vecina Suráfrica. Las consecuencias no se hicieron esperar. Un movimiento guerrillero, la Resistencia Nacional de Mozambique (Renamo), surgió pronto en el país con el apoyo moral y material de Pretoria. Sus actividades resultaron catastróficas para el régimen de Machel, que en 1984 tuvo que firmar en la localidad fronteriza de Nkoinati un acuerdo de cooperación con su máximo enemigo, el presidente Pieter W. Botha. Sin embargo, Nkomati no consiguió parar las actividades de la guerrilla derechista de Renamo, apoyada por los círculos de la ultraderecha surafricana y norteamericana, hasta el punto de que la pasada semana se llegó a hablar incluso de la posible caída de la capital, Maputo, en manos de los rebeldes. La guerrilla controla prácticamente todo el país rural.

La debilidad de Mozambique ante las actividades guerrilleras es tal que en la actualidad 12.000 soldados de Zimbabue están estacionadas en Mozambique para guardar el ferrocarril entre la frontera zimbabua y el estratégico puerto de Beira, centro vital para la exportación de los productos de Zimbabue y Zambia en el caso de que Suráfrica les cierre sus puertas.

Desaparecido Machel, es dificil que otro líder de su movimiento político, el Frente para la Liberación de Mozambique (Frelimo), pueda mantener la delicada situación del país bajo control. Su sustitución puede provocar una división del partido único, que haga inevitable una toma del poder por parte del Renamo.

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En ese caso, ¿cuál sería la actitud de los países de la línea del frente, especialmente Zimbabue y Tanzania, ambos fronterizos con Mozambique? ¿Asistirían impasibles a la toma de poder por parte de un Gobierno amigo de Pretoria? Y, por su parte, ¿que haría Suráfrica si esos países intervienen en Mozambique? Una vez más, por las dos superpotencias queda mucho que decir de la situación en el Africa meridional, aunque sea tras del telón.

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