Droga DSH
Quisiera referirme al artículo ¿Deterioro respecto a qué?, que en EL PAÍS del 15 de octubre suscriben seis magníficos señores rectores de Universidad mayoritariamente conocidos como afines al partido actualmente en el poder.Por lo que veo, nuestros magníficos han sucumbido ya al fatal encanto de cierta droga dialéctica que ha venido haciendo estragos en la vida pública. española; me refiero a la droga de la DSH, o difícil-situación-heredada. El efecto más inmediato de la intoxicación por DSH es el de creer -o creer que se cree- y pretender hacer creer que todo cuanto no marcha bien en la parcela de responsabilidad que uno administra es una carga legada por el pasado, y que todo cuanto uno ha hecho ha ido dirigido a terminar con esas taras. Efecto secundario, aunque no menos lamentable, del empleo de la DSH es el ole que, al menos en las mentes sencillas, toda crítica que se formule sobre el presente estado de cosas quedará identificada como un acto de solidaridad! con la situación felizmente superada y como gesto de añoranza de los tiempos ominosos.
Pues no, magníficos señores; ustedes, en el fondo, saben que el asunto no es tan simple, que no pocos de los que piensan que la ley de Reforma Universitaria y su aplicación han traído a nuestras universidades al menos tantos males como bienes son universitarios de primera fila -entre los que no me cuento, desde luego- y ciudadanos ejemplares, que no necesitan comprarse ahora impunidades fabricándose apresurados currículos de resistentes ni yendo mansamente a dar con la testa en el pesebre del poder. Son personas que no resuelven la cuestión mirando simplemente a si ustedes han mejorado en algún punto lo que antes había, sino que procuran ver también, fría y objetivamente, lo que ustedes han hecho mal. Y así piensan, por ejemplo, que ustedes hicieron mal al consagrar esa autonomía de las universidades para formar y seleccionar a su propio profesorado, que, bien a la corta -y me remito al testimonio reciente del propio Consejo de Universidades-, se: ha revelado como un eufemismo que encubre, y mal, un mecanismo claramente favorable en muchos casos al candidato de la casa, fomentador de la endogamia y fatal para la tan sana movilidad del profesorado.- . Catedrático de Universidad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.