Reservas de los jefes de la OTAN ante el plan norteamericano sobre euromisiles
Los jefes militares de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) han manifestado sus reservas ante la opción cero norteamericana en Europa (supresión de todos los misiles nucleares de alcance intermedio en el continente), sobre la cual se pusieron inicialmente de acuerdo Estados Unidos y la Unión Soviética en la reciente cumbre de Reikiavik (Islandia). Dicha reunión entre el presidente norteamericano, Ronald Reagan, y el máximo líder soviético, Mijail Gorbachov, finalizó sin que se firmara ningún acuerdo, a causa de las divergencias sobre la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI) de EE UU.Los mandos de la OTAN señalan que, de concretarse, dicho acuerdo pondría en cuestión la credibilidad de la disuasión nuclear de los aliados occidentales, coincidieron ayer diversas fuentes de la Alianza en Bruselas y en Londres.
El general alemán occidental Hans-Joachim Mack, adjunto del jefe aliado en Europa encargado de la planificación nuclear, expresó, en declaraciones publicadas ayer en Londres por el Financial Times, el descontento de los mandos militares de la OTAN por no haber sido "adecuadamente consultados" por la Administración de Ronald Reagan sobre la propuesta de EE UU con relación a los euromisiles ni antes. ni después de la reunión de Reikiavik.
Mack admitió que el "rápido desarrollo" de esa cumbre pudo dificultar a la Administración norteamericana el mantener informados a los aliados. Pero agregó que resultaba "inaceptable" que el alto mando de la OTAN permaneciera aún sin información suficiente, cuatro días después de finalizadas las reuniones (celebradas los pasados sábado 11 y domingo 12).
Sorpresa de Carrington
Lord Carrington, el secretario general de la OTAN, expresó ayer su "sorpresa y perplejidad" por la actitud de los mandos militares de la Alianza, ya que, dijo, "la búsqueda de un acuerdo sobre la retirada bilateral de misiles de suelo europeo es política oficial de la organización desde 1979".Por su parte, el secretario de Estado norteamericano, George Shultz, manifestó en Washington que Europa no debía temer una eventual eliminación de las armas nucleares, a pesar de la superioridad en armas convencionales de las fuerzas del Pacto de Varsovia. Shultz agregó que la disuasión que se basa en armas convencionales era "netamente más cara" pero que constituía una forma "mucho más segura" que la basada en las armas nucleares.
Los responsables militares de la OTAN creen que una reducción rápida (o la eliminación total) de los 572 misiles, Pershing y de crucero de Estados Unidos, cuyo despliegue en Europa aún no ha sido completado, deja a la OTAN desarmada ante el peligro que representan los alrededor de 900 misiles de corto alcance SS-21, SS-22 y SS-23 que posee la Unión Soviética.
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