Las diferencias entre Ponce Enrile y Aquino amenazan el futuro de Filipinas

Las diferencias entre la presidenta de Filipinas, Corazón Aquino, y el ministro de Defensa, Juan Ponce Enrile, que se han hecho más profundas en los últimos días, suponen una gran incertidumbre para el futuro del país, según los analistas políticos y fuentes del palacio presidencial. Aquino ha comentado en este sentido, según ha dicho el obispo católico Antonio Fortich, que es "víctima de una mala alianza con Ponce Enrile".

Juan Ponce Enrile, el antiguo ministro de Defensa de Ferdinand Marcos, que ayudó a Aquino a tomar el poder en un golpe de Estado no sangriento el pasado mes de febrero, ha sido crecientemente crítico con la gestión de la presidenta. Muchos observadores lo consideran conectado con un intento de golpe protagonizado el pasado julio por seguidores de Marcos, y todos los periódicos han destacdo el hecho de que Ponce Enrile prefiriese el martes participar en una conferencia de dentistas antes acudir a una reunión del Gabinete.El portavoz presidencial se ha esforzado en quitar importancia a ese incidente. "No hubo ninguna explicación de por qué no estaba allí, ni nadie se la pidió. No creo que Aquíno esté en absoluto molesta por la ausencia de Ponce Enrile", dijo.

Casi diariamente, el ministro de Defensa critica la debilidad del Gobierno con los rebeldes comunistas y le acusa de no tener una política para hacer frente a los guerrilleros. Se ha manifestado también contrario a un enfrentamiento con la presidenta y ha asegurado que él es "sustituible". "No temo ser despedido, si tengo que serio, por ser sincero con el pueblo filipino", declaró el pasado lunes. "El poder no puede hacerme nada porque yo no tengo ningún patrón. Mi único patrón es el pueblo filipino".

Estas discrepancias del ministro de Defensa han coincidido con una sensación creciente de que el Gobierno de Aquino está dividido, inestable y demasiado débil como para tomar decisiones importantes.

Mientras que el ministro Aquilino Pimentel ha declarado que Ponce Enrile debía dimitir, el vicepresidente Salvador Laurel se ha desmarcado claramente de la presidenta al pronunciarse a favor de la celebración de elecciones presidenciales en 1987 "porque el pueblo las reclama". Aquino había rechazado horas antes una nueva petición de elecciones por parte de la oposición y se había reafirmado en la idea de celebrar el 23 de enero próximo un referéndum, por el que se prevé el mantenimiento en el poder de ella y de Laurel por un período de seis años más.

La presidenta fundamenta su legitimidad en las elecciones de febrero, en las que fue proclamada vencedora por "insurrección popular", después de que Marcos intentase un fraude para seguir en el poder. "El pueblo se expresó claramente y el mundo entero así lo entendió", ha declarado Aquino.

El héroe se resquebraja

La imagen de héroe que Ponce Enrile consiguió en el golpe de febrero se requebraja y ahora los periódicos aprovechan cada oportunidad para criticarle. La Prensa pro-Aquino ha pedido medidas urgentes contra él. El columnista Félix Bautista, que escribe en el semanario religioso Veritas, ha dicho que el cardenal Jaime Sinn, arzobispo de Manila, ha urgido a Aquino a que silencie a Ponce Enrile. "El pueblo lo considera (a éste) un hombre que ansía la presidencia y que no está dispuesto a detenerse en nada para conseguir ese objetivo".