Estados Unidos concede una ayuda de 50 millones de dólares a El Salvador
El secretario de Estado norteamericano, George Shultz, anunció ayer en San Salvador que el Congreso de Estados Unidos aprobó una ayuda extraordinaria de 50 millones de dólares (unos 6.500 millones de pesetas) para contribuir a paliar los daños del terremoto. Schultz hizo este anuncio en una conferencia de prensa celebrada bajo un sol implacable en el centro de San Salvador, al lado mismo del edificio, Rubén Darío, donde se calcula que todavía permanecen bajo los escombros decenas de cadáveres.
La visita de Shultz, supone un espaldarazo al presidente democristiano, José Napoleón Duarte, a quien el secretario de Estado norteamericano se refirió en términos elogiosos. El político estadounidense aseguró que la ayuda llegará rápidamente y no sufrirá obstáculos burocráticos.A la pregunta de si la situación creada en El Salvador con los terremotos favorecerá a la guerrilla, Shultz respondió que el Gobierno y las Fuerzas Armadas han hecho un trabajo efectivo contra la guerrilla comunista", y añadió que los rebeldes constituyen la única fuerza que no está ayudando a la reconstrucción.
Shultz reconoció que la guerrilla podrá "causar algún problema". "Pero", agregó, "daremos la ayuda que necesiten", y confirmó que la Embajada de Estados Unidos en San Salvador ha quedado prácticamente destruida y que tendrá que ser construida de nuevo.
El presidente Duarte tomó el micrófono para responder a una pregunta sobre la tregua ofrecida por la guerrilla con motivo del terremoto.
Duarte aseguró que no hubo tregua, y dijo que a los guerrilleros "no les importa el sufrimiento de la gente". "Si les importara", añadió, "no destruirían los tendidos que traen la electricidad, no intentarían cortar la parte oriental del país y estarían aquí ayudando a la reconstrucción".
Durante la conferencia de prensa se preguntó a Shultz por el vuelo del avión de ayuda a la contra que iba tripulado por varios norteamericanos, a quienes se atribuye que trabajaban para la Agencia Central de Inteligencia norteamericana (CIA).
George Shultz respondió que el incidente no forma parte de una operación del Gobierno de Estados Unidos. "Hay muchos norteamericanos en Nicaragua que ayudan a los comunistas, y yo estoy contento de que haya otros que están luchando a favor de la democracia; saludo a esa gente", dijo.
El apoyo proporcionado a los vuelos de abastecimiento a la contra nicaragüense ha puesto en entredicho al Gobierno de El Salvador.
El vicepresidente norteamericano, George Bush, declaró recientemente en Charleston (Carolina del Sur) que uno de los implicados en estos vuelos era un especialista en contrainsurgencia que estaba como asesor en El Salvador y que el presidente Duarte lo sabía. En la noche del miércoles, Duarte aseguré a los periodistas que él nunca mintió a nadie. Sobre el incidente del avión dijo que había preguntado a las Fuerzas Armadas, que le dijeron que no había tal contacto con los vuelos de abastecimiento a la contra.
José Napoleón Duarte añadió que él no llamó a la torre de control del aeropuerto ni realizó una investigación, porque ésa no es su tarea. "Yo no soy un policía, soy el presidente de la República", afirmó.
La respuesta de Duarte todavía no desmiente la declaración de Bush de que estaba informado de la presencia en El Salvador del experto en contrainsurgencia que se encargaba de los contactos con los vuelos de abastecimiento a la contra en Nicaragua. El tema es un secreto a voces en El Salvador, pero sólo se obtienen confirmaciones bajo cuerda de estos vuelos.
Personaje clave
El personaje clave de este oscuro asunto es el ministro del Aire, general Juan Rafael Bustillo, que se ha cerrado en un hermético silencio.Los tripulantes del avión derribado en Nicaragua llevaban credenciales firmadas por el jefe de la fuerza aérea de El Salvador, general Bustillo.
En la conferencia de prensa de ayer, José Napoleón Duarte no respondió a una pregunta sobre la ayuda a la contra.
Duarte dijo que en su declaración había anunciado que no se desestabilizaría a Nicaragua. "Yo pedí al Gobierno de Nicaragua", aseguró, "que no fuera un santuario para los guerrilleros que luchan en El Salvador".
El presidente salvadoreño añadió que lo mismo dijo "al señor Ortega en el encuentro de Esquipulas (Guatemala), y hasta este momento Nicaragua continúa siendo una base para los guerrilleros de El Salvador".
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