Las feministas piden una moratoria sobre las nuevas tecnologías reproductivas
Las participantes en la I Conferencia Feminista Europea sobre Nuevas Tecnologías Reproductivas e Ingeniería Genética, celebrada en Mallorca, aprobaron ayer una resolución en la que reclaman una moratoria en la investigación y aplicación de la ingeniería reproductiva y genética en todas sus formas, así como su uso en la construcción de armas biológicas. La conferencia fue clausurada en un acto público que estuvo presidido por el responsable del área de Maternidad de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Marsden Wagner, y al que asistió también el diputado Marcelo Palacios, presidente de la comisión parlamentaria que elaboró el informe sobre la fecundación in vitro y la inseminación artificial.
La resolución fue aprobada por la totalidad de las delegaciones de la Red Feminista Internacional de Resistencia a las Nuevas Tecnologías Reproductivas y a la Ingeniería Genética (FINRRAGE), organizadora del acto, así como por las asistentes españolas. Además de la moratoria, la resolución exige "que se dé prioridad a los programas sanitarios que respondan a necesidades de las propias mujeres, incluyendo programas para la prevención de la infertilidad".Asimismo, las feministas proponen "la implantación de procedimientos de decisión sobre el desarrollo internacional de la medicina y la ciencia que garanticen la participación real de los ciudadanos, con el fin de asegurar la vida sobre la Tierra así como un futuro mejor". La resolución basa estas exigencias en que "las nuevas tecnologías reproductivas, así como la ingeniería genética, violan la autonomía e integridad de toda vida en el planeta en el presente y mucho más en el futuro".
Tanto las tecnologías como la ideología que hay detrás de ellas se basan en la idea de que la vida humana -y en el caso específico de las nuevas tecnologías reproductivas los cuerpos de las mujeres- "puede ser diseccionada, manipulada y controlada como materia prima en la producción de seres humanos y otras formas de vida hechas a medida", aseguran las feministas.
Según la resolución, "los científicos propagan la idea de que la ingeniería genética aplicada a plantas, animales y microorganismos constituye una manera de construir formas de vida por parte del hombre que son más eficientes que aquéllas previstas por la naturaleza. Esta reconstrucción genética de la naturaleza está orientada por razones de lucro rápido y por objetivos militares".
Ingeniería genética
"Nosotras", continúa la resolución, "rechazamos la eliminación y destrucción de formas de vida y la interferencia en la evolución natural por medio de la ingeniería genética aplicada no sólo en seres humanos, sino también en plantas, animales y microorganismos".En lo que se refiere concretamente a las mujeres, las feministas rechazan "los intentos de científicos y médicos de interferir en su capacidad reproductiva". "Nos oponemos a las nuevas tecnologías reproductivas", dicen, "en particular a la fertilización in vitro, en todas sus formas y a los proyectos para la introducción de la terapia génica".
"Sostenemos", añaden, que las mujeres no necesitamos transformar nuestros cuerpos para resolver las injusticias políticas, sociales y econórnicas, que además son responsables de gran parte de las causas de la infertilidad. Nos oponemos a la apropiación de nuestros cuerpos para fines patriarcales de lucro industrial, de control de población o de experimentación médica".
El documento final considera que la "esterilización forzosa de las mujeres pobres en todo el mundo, bajo el disfraz de políticas de población, constituye una violación de su dignidad humana, como también lo es la prohibición del aborto y la imposición de procedimientos de fecundación in vitro bajo el pretexto de que se aplican por su propio bien".
Las feministas rechazan también la clasificación de las mujeres en procreadoras aptas y no aptas según su raza, clase, lengua, sexualidad o estado civil. Esto es verdad tanto para las mujeres del llamado Tercer Mundo como para las de los países ricos".
Carmen Arredondo, representante del Ministerio de Sanidad, señaló en la sesión de clausura de la Conferencia que los fondos para transplantes y programas de fecundación in vitro no saldrán del presupuesto del Ministerio de Sanidad, sino que sólo podrán financiarse medíante becas con cargo al Fondo de Investigación de la Seguridad Social. El diputado Marcelo Palacios informó en la misma sesión que, en estos momentos, catorce centros practican en España la inseminación artificial y otros trece la fecundación in vitro cada uno con capacidad para atender a unas 200 parejas al año.
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