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Rod Stewart, una fiesta de 'rock' y fútbol en Las Ventas

Unas cuantas gotas de lluvia empezaron a caer sobre la plaza de Las Ventas a las diez menos un minuto; falsa alarma que no llegó a aguar la fiesta que vivieron cerca de 15.000 personas en permanente expectación y entusiasmo. El espectáculo que ofreció el cantante y fanático del fútbol Rod Stewart: anoche en Madrid fue, en los términos que él habría preferido, un gol. Tal vez el primer gol en la plaza de toros de Las Ventas.

En la hora y media que duró el concierto de anoche en Madrid, Rod Stewart se cambió de ropa cinco veces. Enfundado al principio en unos brillantes pantalones de cuero negro que se ajustaban a su cuerpo como un guante, el rockero británico se encargó de dar vida separada a las partes inferior y superior de su cuerpo, que parecían ir a lugares opuestos, como un arlequín movido por hilos o una Pantera Rosa con voz.Los medios de los que se vale Rod Stewart para encandilar al público son sus propios y provocativos movimientos en escena y su energía para no dejar que el espectáculo decaiga en ningún momento, dejando de lado, al menos por ahora, trucos tan comunes hoy para aderezar, un concierto rock como humos de colores, proyecciones y rayos láser. No hubo un solo movimiento en falso en todo el espectáculo. Imposible aburrirse. Míentras la voz ronca y desgarrada parece seguir saliendo inacabablemente de su garganta, Rod Stewart demostraba ser la máquina del perpetuo movimiento. Hace malabarismos con el pie del micrófono, luego sale dando saltos a través del escenario, se detiene, sonríe y juega con algún detalle de su vestimenta: se saca la camisa, se la vuelve a, meter, se quita la chaqueta, la tira, la recoge y luego desaparece 1 para volver con una nueva indumentaria. A los 41 años, el cantante que delira por el fútbol, se conserva en perfecta forma física y sigue cultivando la escuela del rock espectáculo al estilo Mick Jagger. Hacia el final de su presentación, Stewart cumplió con el ya ritual momento en todas sus actuaciones, cuando le lanzan al escenario media docena de balones de fútbol que el patea, sin fallar uno, hacia el público.

Los asistentes respondieron a la llamada rockera de Rod Stewart en todo momento y en una forma que cada día va tomando mayor fuerza. Los que hasta hace algún tiempo eran coros balbuceantes de fanáticos que sabiendo el sonido aproximado de las canciones se atrevían a emitir fonemas que imitaban a los originales, hoy son multitudes capaces de cantar estrofas completas en un comprensible inglés.

Rod Stewart gustó en Madrid. Un mar de brazos levantados aplaudiéndole no parecían sentirse defraudados.

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