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Valdés acepta la actual Constitución chilena y rechaza alianzas con los comunistas

Antonio Caño

El presidente de la Democracia Cristiana chilena, Gabriel Valdés, afirma que su partido está dispuesto a reconocer "como un hecho" la actual Constitución, elaborada por la dictadura -y aprobada en 1981, de cara a una eventual negociación con las fuerzas armadas para buscar una salida pacífica en Clile. Valdés asegura, al mismo tiempo, que no habrá en el futuro alianzas políticas con el partido comunista. Estas eran las dos principales condiciones puestas por los militares para establecer un diálogo con representantes de los partidos políticos moderados.

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"El PC tiene una estrategia condenable"

"No tenemos inconveniente", dijo Gabriel Valdés al enviado especial de EL PAÍS en Santiago, "en utilizar la Constitución de 1980 para hacer los plebiscitos necesarios, lo cual implica reconocer la Constitución como un hecho y un mecanismo de consulta, para ese solo efecto: reconocer la Constitución para el efecto de reformarla".La posición respecto a la Constitución de 1980 había provocado hasta ahora una división en el seno del Partido Demócrata Cristiano (PDC) entre quienes abogaban por aceptarla como una base de negociación -el principal representante de esta corriente era el expresidente de la Internacional Demócrata Cristiana, Andrés Zaldívar- y los que, como el propio Valdés, se resistían a pronunciarse públicamente en ese sentido. Los jefes de las fuerzas armadas que alguna vez se han manifestado en favor de un diálogo cívico-militar han advertido que éste debe realizarse previa aceptación de "la legalidad vigente".

La Constitución ha sido considerada por expertos independientes como correcta en sus aspectos generales, aunque las disposiciones transitorias y algunos de sus artículos preparan el camino para que Pinochet pueda permanecer en el poder hasta 1997. Uno de los generales a los que se considera partidario de un entendimiento con la oposición, Luis Danús, declaró recientemente a este diario que la Constitución era "la única tabla de salvación" de Chile, pero admitió que ésta era reformable.

"Hemos propuesto un plebiscito para elegir un Congreso con capacidad constituyente y legislativa, mediante una negociación con las fuerzas armadas. Estamos dispuestos a hacer las concesiones que sean necesarias para ir caminando, porque esto no es una salida instantánea. Aquí no vamos a conseguir que haya una derrota y tampoco nos van a derrotar los militares". "La única condición", añade Valdés, "es que en un momento determinado se llegue a una consulta libre al pueblo".

Gabriel Valdés, de 68 años de edad, ministro de Exteriores en el Gabinete de Eduardo Frei, cree que "la Constitución del 80 tiene algunas disposiciones conceptuales que teóricamente constituyen innovaciones respecto a la Constitución de 1925, y que son aprovechables, pero no es aprovechable para nada la concepción y la articulación del Estado porque está hecha sobre la base de un presidencialismo inaceptable, excesivo. Tiene disposiciones que establecen instituciones como la de la Seguridad Nacional, formada por militares, designada por el presidente, que se supone que va a ser un militar, y que en todo caso en 1989 van a quedar ya nombrados por ocho años, inamovibles, que van a tener derecho a veto sobre toda reforma constitucional, todo decreto, toda ley, todo acto de cualquier autoridad en Chile, incluso el Tribunal Supremo. O sea, es el poder militar el que se constituye en árbitro supremo de la vida política y social chilena".

Contra la vía armada

El presidente demócrata cristiano condena la política del Partido Comunista de Chile (PCCh), que defiende la utilización de la violencia contra la dictadura. "Hemos hecho y seguiremos haciendo esfuerzos muy grandes para convencer al partido comunista, que ha tenido un importante significación en la historia política de Chile en los últimos 50 años, de que la vía violenta, la vía armada, conduciría a robustecer a Pinochet y que constituiría una cooperación objetiva con la política guerrera de Pinochet, que buscaba un enemigo armado. En términos a mi juicio absolutamente errados y contrarios a la tradición del partido comunista, éste se ha embarcado, a través de distintos organismos, en acciones para las cuales necesitaba armamentos, y no tengo la menor duda de que parte de los armamentos descubiertos (el mes pasado el Gobierno anunció el hallazgo de importantes arsenales) son destinados al Frente Manuel Rodríguez y al brazo armado, a la estructura militar del partido".

"El Movimiento Democrático y Popular -coalición integrada por el partido comunista, el partido socialista de Clodomiro Almeyda y el MIR- hoy no tiene expresión", afirma Valdés en su entrevista con este periódico. "Nosotros no vamos a seguir esperando y hemos hecho una tajante definición de buscar las alianzas dentro de la alianza democrática y de las bases de sustentación. Ahí está el ámbito propio para presentarle al país una estructura política que tiene una mayoría sobrada sin necesidad de tener problemas con este sector de izquierda que sé que en el extranjero tiene mucha resonancia, porque a veces en Europa lo que atrae de América Latina es la violencia contra las dictaduras, los actos de mucho heroísmo; pero quiero recordar a los europeos, y particularmente a los españoles, que nos han dado una lección política, que al término de la dictadura del general Franco hubo mucho talento y que la estrategia seguida entonces ha sido la base de la estabilidad futura. Y es por eso que nosotros, aun a riesgo de demorarnos un poco más, queremos llegar a una democracia sólida, para lo cual queremos emplear solamente estrategias democráticas. Estamos convencidos de que cuando se usan estrategias violentas se llega a otras dictaduras, y no queremos salir de una para entrar en otra".

Sobre el atentado contra Pinochet, Valdés opina: "No tenemos ninguna razón para dudar que ese atentado haya sido preparado y ejecutado por grupos armados vinculados con el sector comunista. Es muy posible que ese ataque pueda ser repetido, y entonces Pinochet está tomando todas las medidas para crear las condiciones de guerra civil en Chile. A raíz de esto nos ha atacado a todos los políticos de oposición y nos acusa de ser los instigadores o autores intelectuales de este atentado, porque sostenidamente hemos dicho que el obstáculo para la democracia es Pinochet. Y lo seguirnos diciendo, y no por eso estamos pidiendo su muerte".

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