La difícil situación de Ibrahim Abdala
La situación del ciudadano libanés Georges Ibrahim Abdala, que cumple condena en Lyón desde 1984 y cuya libertad exigen los autores de los atentados de París, después de la petición de extradición presentada por el Gobierno italiano, no puede ser más complicada. Para salir de la prisión en libertad, Ibrahim Abdala debe superar, por el momento, tres importantes obstáculos.En primer lugar, una comisión de disciplina penitenciaria debe revisar, dentro de escasos días, su comportamiento durante los los años de prisión para proponer su libertad condicional o no.
Esta decisión administrativa es posible por cuanto Abdala habrá cumplido en octubre la mitad de la condena de cuatro años que le fue impuesta por un tribunal de Lyón por asociación armada de malhechores y documentación falsa, pero necesita en cualquier caso del visto bueno del ministro de Justicia francés, Albin Chalandon.
No es cierta, por tanto, la afirmación hecha por el primer ministro francés, Jacques Chirac, realizada el pasado domingo, de que la liberación de Abdalaes un asunto en manos de la justicia, sino que, muy al contrario, depende directamente del Gobierno en lo que a la libertad condicional se refiere.
Sí depende de los jueces, en cambio, el procesamiento y eventual condena por los asesinatos de Charles Ray, agregado militar de la Embajada de EE UU en París, en enero de 1982, y de Yacov Barsimentov, en agosto de 1982.
El informe judicial. sobre estos asesinatos se vio enriquecido en 1985, cuando Abdala ya cumplía condena, con la aparición de pruebas que vinculaban al dirigente terrorista con estos asesinatos.
El Gobierno norteamericano y la familia de Charles Ray se han constituido en acusación particular contra Abdala en el caso. Pero depende únicamente de la judicatura el procesamiento.
En el caso de que Georges Ibrahim Abdala no fuera procesado y recibiera la autorización administrativa y gubernamental para quedar en libertad por su primer condena, entonces debería superar un tercer escollo, que es, la petición de extradición, ya que dos jueces, italianos le acusan de estar implicado en el asesinato en Roma del general norteamericano Leamon Flunt, director general de la fuerza multinacional del Sinaí, encargada de velar por el respeto de los acuerdos de Camp David entre Egipto e Israel.
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