Poder económico
He leído en EL PAÍS del pasado día 7 que los banqueros se han propuesto declarar para el presente ejercicio un incremento de beneficios de sólo el 20%, porque no les parece bien contabilizar un porcentaje mayor con un Gobierno socialista, y que las ganancias del capital en la bolsa se han situado en el índice 200. Últimamente también, fuentes del Banco de España han dictaminado que los salarios no han de rebasar el 4% para que no aumente la inflación. ¿Cómo funcionan las matemáticas del banco emisor? Los primeros van por el 20% y el 200%, y los segundos han de conformarse con el 4%. Estos hechos ya fueron explicados en su tiempo por Marx, que es un clásico. Dedujo las leyes de la acumulación y concentración progresiva del capital y el mantenimiento del nivel de mera subsistencia de los trabajadores. Boyer, frente a Guerra, defiende la total liberalización del sistema económico: Rosa Luxemburgo calificó esa situación como "la libertad de la zorra en el gallinero". Hay que recordar que el socialismo es civilización, frente a la depredación capitalista. Tengamos en cuenta que hay varios millones de jubilados que sobreviven con pensiones de miseria, tres millones de parados porque así lo decretan las leyes del libre mercado, varios millones de niños aún mal escolarizados, un gran número de enfermos hacinados en los pasillos de los hospitales, varios millones de mujeres sin más futuro que cocinar la sopa boba con ninguna promoción profesional o cultural, mientras se llenan las ciudades de jóvenes sin porvenir y mendigos. Estas personas no producen, y no cuentan en el sistema de valores de la sociedad neoliberal. Pero el socialismo tiene que civilizar esta situación depredadora. Una sociedad de estas característidas ha de ser cambiada. Claro está que, como también halló Marx, el único poder fundamental es el económico, y todos los demás poderes (el político, el jurídico y las ideologías) sirven al poder económico, y la única forma de cambiar la sociedad es eliminar sus cimientos, es decir, la infraestructura económica qué la mantiene. De lo contrario, no cambia nada.-
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