La víctima es culpable
Acabo de recibir un escrito del director provincial de Trabajo de Zamora en el que especifica las causas del accidente que costó la vida a un trabajador en la presa que Iberduero está construyendo en dicha provincia. Éste es el segundo accidente mortal que ocurre en esta presa en menos de seis meses.Pues bien, para el director provincial de Trabajo, la causa del accidente reside en "el estado emocional del trabajador ante la Regada ya efectuada o a efectuar de unos parientes de Ainérica".
¡Eureka!, ya está aquí la explicación al aumento de un 36,9% de los accidentes de trabajo mortales en los últimos cuatro años: la víctima es la culpable.
El Gobierno, en su empeño de ocultar las consecuencias y costes sociales de su política económica, encuentra explicación para todo. Si no, veamos este otro ejemplo: unas trabajadoras de una empresa dedicada a la fabricación de lámparas acuden al Instituto de Medicina del Trabajo, que les diagnostica "opresión precordial, sensaciones de ahogo, mareos, prurito en todo el cuerpo, eritema en cuello, etcétera".
La causa de estas enfermedades no está en el cobalto, níquel, ácidos, cromo y wolframio que manipulan estas operarias. No. Los doctores de este organismo afirman: "Pensamos podría tratarse de un trastorno emocional, fenómeno frecuente en mujeres del medio laboral y que suele darse en grupos por 'contagio psíquico' en mujeres con fondo neurótico y, por tanto, predispuestas".
Estamos exactamente igual que en el siglo pasado, en que cuando un minero escupía sangre se decía que en su familia eran débiles de pecho. Hoy todo se achaca al error humano. Dispongo de ejemplos similares, que omito por falta de espacio. Pero no quiero terminar sin afirmar con rotundidad que instrumentos como el AES, con sus cláusulas de contratación temporal, productividad, despido libre, etrcétera, están en la base de las verdaderas causas de este empeoramiento de las condiciones de trabajo.-
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