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Crítica:43º FESTIVAL DE VENECIA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Theo Angelopulos presenta 'O melissokomos', un filme sobre la muerte y la soledad

Un festival acaba y es el momento de buscar resultados. Muy pocas de las películas quedan en la memoria, pero sí permanecen unas pocas imágenes sueltas, potentes, inquietantes, en las que se entremezclan pintura y literatura, fotogramas y sonidos. Theo Angelopulos, en el festival de Venecia, proporciona algunas que sobreviven al relato en O meussokomos, un largo camino hacia la muerte a través de la soledad.

La película está filmada en largos planos-secuencia en los que nunca está ausente Marcello Mastroianni. El protagonista, un apicultor, lo recordaremos como un hombre abrazado a las cajas zumbantes que transporta su camión, unas cajas repletas de una vida cuyos rituales escapan a nuestra comprensión. Víctor Erice también partía de ahí, de ese orden en que trabajan y viven las abeja del que habla Maurice Materlinck, para crear su extraordinario Espíritu de la colmena.Pero en O melisskomos no hay una huida hacia lo imaginario, un Frankenstein y un maquis que luchan por imponer otro sentido. El abrazo a los panales es la expresión de un deseo de desaparición, de fuindirse con la naturaleza.

Pero el recuerdo no se limitará al gesto descrito, sino que incluye también a una chica joven que baila, sola, frente a un juke-box, otra clase de zumbido para una vida paralela, pero situada en otra época, y no olvidará tampoco a la pareja haciendo el amor en un cine abandonado, bajo la pantalla blanca, desnuda ella mientras descalza a su compañero inmóvil.

La fuerza de este último plano, preparada a lo largo de un recorrido que en algún momento nos sabe a fórmula, es enorme. El cine se llama Panteón y eso es realmente.

Si el cine es otra cosa que una posibilidad de aprovechar los recursos de otras artes, son secuencias o planos como los de Angelopulos los que lo prueban y hacen que, muy de cuando en cuando, el medio de expresión recupere su pureza, que el espectador no se sienta tratado como un eterno adolescente al que hay que hablarle en necio para agarrarle a la butaca.

Tonterías y convencionalismos

De la película finlandesa de Jaakko Pakkasvirta se puede decir justo lo contrario. Linna es una adaptación de El castillo, de Kafka, que se diría transcurre en una discoteca. El buen acabado técnico del filme, el que un cineasta sepa servirse de un formato en scope no disculpa la tontería absoluta del proyecto, a 1.000 años luz de la divertida e ingeniosa versión que hizo Marco Ferreri del mismo texto en La audiencia, donde el castillo impenetrable era el Vaticano.Mucho menos ambiciosa y más convencional es About last night, del americano Edward Zwickm, presentada en una sección informativa dominada por Estados Unidos. Se trata de una comedia que tiene el interés de oponer a la ñoñería dominante un cierto realismo a la hora de tratar los problemas sexuales. Su protagonista, Rob Lowe, presente en Venecia, es un buen actor joven acosado por las adolescentes, al que ya vimos en Rebeldes, de Ford Coppola, y en Class. Basada en una obra de teatro conveniententente edulcorada -el título original de la pieza es Sexual Perversity en Chicago-, About last night es un producto para jóvenes que no provoca vergüenza ajena.

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