Corazón y cante
XX Festival de Cante GrandeCante: Frasquito, Calixto Sánchez, Camarón de la Isla, Luis de Córdoba, Manuel Mairena, Fosforito. Baile: Manuela Carrasco, con Joaquín y Juan José Amador al toque; Diego Camacho, El Boquerón, y Juan José al cante, y Bobote al baile y palmas. Toaue: Manuel Santiago, Enrique de Melchor, Tomatito. Fuente Genil, 14 de agosto.
Gran corazón, enorme corazón el de Fosforito. Él, que normalmente racionaliza el cante dosificando en cada momento la emoción y la sabiduría, en Puente Genil se lanzó a iumba abierta, exigiéndose tanto que tuvo algún problema con la voz, incapaz de responder siempre al formidable esfuerzo que el cantaor demandaba.
En la petenera, especialmente, que sin embargo Fosforito cantó de manera admirable, como antes había cantado por soleá, por tientos-tangos, por alegrías, por minera y taranto.
Mucho corazón puso también Manuel Mairena, quien hizo los cantes de su casa con grandeza y brillantez. Esos cantes duros, de extrema dificultad, que se llaman soleá, siguiriya, toná. Manuel Mairena sigue este año, por lo que le oímos en Puente Genil, en trance de plenitud que a veces se acerca a la perfección.
Otro cantaor que en cada actuación brilla con luz propia es Luis de Córdoba. Obtuvo aquí un éxito extraordinario. Casi todo lo que hizo fue de una gran calidad, con corazón y cerebro, alcanzando niveles altísimos en las granaínas, las tarantas, los tientos-tangos, las siguiríyas.
El cantaor local Frasquito cumplió con solvencia. Calixto cantó como él suele hacerlo, prolongando también demasiado su actuación a petición del respetable. Igualmente habitual estuvo Camarón, quien como siempre dio lugar a los mayores entusiasmos simplemente con aparecer en el tablao; después, se manifestó como una. repetición más de sus habituales presencias.
Manuela Carrasco bailó por soleá y por bulerías, con excelente acompañamiento atrás. Las guitarras cumplieron como muy buenas. En primer lugar Enrique de Melchor, quien trabajó como un forzado acompañando a tres cantaores. Santiago hizo un acompañamiento muy justo y medido a los dos que le correspondieron en suerte, y Tomatito dio la réplica a Camarón con la eficacia habitual.
