La guerra del Sáhara
Mi carta se refiere a la información de EL PAÍS sobre el conflicto del Sáhara y en especial a su editorial titulado Muerte en la mar, del día 23 de julio, que trata sobre el ametrallamiento de un pesquero español por el Frente Polisario.En primer lugar quisiera apuntar que su manera de citar el comunicado que el Frente Polisario hizo público a raíz de la expulsión de los representantes saharauis de España es incorrecta. Lo que expone a centenares de pesqueros españoles a peligros sin precedentes no es la por usted presupuesta sed de represalias de los saharauis, sino el peligro mortal que entraña para cualquier embarcación el adentrarse en zona de guerra, máxime si enarbola pabellón marroquí. La negativa de las autoridades españolas a reconocer esta peligrosidad y a informar consecuentemente a los pescadores es lo que hace que los españoles se jueguen la vida pescando en aguas prohibidas. Como usted mismo escribe, es la zona donde faenaba el Andes extremadamente peligrosa. Incluso las autoridades marroquíes la declaran así.
Por otra parte, el denominar "violentos agresores" a los combatientes del Ejército de Liberación Popular Saharaui me parece tergiversar los hechos. Es lógico que la Marina -por muy pequeña que ésta sea- de un país en guerra esté armada y haga uso de esas armas en la zona de guerra. Es lamentable el ametrallamiento de un pesquero y la muerte de José López Pérez, y el Frente Polisario ha sido el primero en reconocerlo así en su comunicado del 23 de julio de 1986, pero es inconcebible que los pesqueros se sigan adentrando en esa zona cuando el Frente Polisario ha hecho repetidos llamarnientos para que no sean violadas ni las aguas jurisdiccionales, ni el espacio aéreo, ni el territorio de la República Árabe Saharaui Democrática por el peligro que esto entraña de ser confundidos con unidades del verdadero agresor, Marruecos.
Las declaraciones del patrón del Andes en EL PAÍS del 25 de julio sorprenden por encontrarse en abierta contradicción con las por usted citadas declaraciones del jefe de operaciones marítimas de la zona militar de Canarias. Mientras que el primero declara no tener "conocimiento de haber recibido comunicación alguna de la Armada española de que estábamos en zona peligrosa", el segundo afirma que el pesquero español "fue conminado por la comandancia durante los tres días anteriores, y con mensajes radiofánicos cada dos horas, a abandonar urgentemente la zona". Es obvio que algo falla. Por eso estoy completamente de acuerdo con usted cuando afirma que "es preciso que el Gobierno tome medidas contra aquellos armadores que de forma temeraria envían sus barcas a pescar en aguas prohibidas".- . Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui.
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