La verdad sobre Nicaragua
THE WASHINGTON POSTConfesamos haber sentido una cierta amargura al leer que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, cosechó una bonanza de publicidad favorable en los medios de comunicación norteamericanos durante su intervención ante la ONU para quejarse de Estados Unidos, y que está teniendo una buena acogida similar en la política estadounidense. Se trata del mismo Daniel Ortega cuyo régimen sandinista acaba de clausurar la última voz independiente que se mantenía en su país, el periódico La Prensa. Ortega está llevando un doble juego: exposición total de sus opiniones en Estados Unidos y completa negación de las de sus opositores en Nicaragua. Esto hace daño.No es éste un argumento para imponer censura al presidente Ortega, que es noticia y cuyas opiniones son necesariamente de interés, incluso para los norteamericanos que le detesten a él y a sus actuaciones políticas. Hay una corriente que critica a los medios de comunicación americanos, que sostiene que no son más que estúpidos instrumentos de una tendencia, si no de una conspiración, para debilitar América. Esto no nos lo venden. La Prensa, cuando realiza su trabajo, es una ventana a la realidad, clara pero no distorsionadora. Los Ortegas son parte de esta realidad.
Otra corriente se dirige al cierre de La Prensa y concluye que este hecho, que significa el final de la oposición legal en Nicaragua, disipa la última, incluso medianamente respetable, razón que un norteamericano pudiera tener para no apoyar la resistencia armada. Pero, para respaldar a la contra, se necesita no sólo una causa controvertida sino también una bien fundada convicción de que la política de la Administración Reagan es sensata.
Violeta Chamorro, propietaria de La Prensa, lo duda. La ayuda de Estados Unidos a la contra es una "insensatez", según declaró a Julia Preston del The Washington Post. "Se trata de una guerra entre los nicaragúenses. Ni 100, ni 300 millones de dólares de Estados Unidos la resolverán". El último editorial del periódico, cuya publicación no fue permitida, decía que la ayuda "aumentaría la angustia, el hambre y el sacrificio de vidas humanas en Nicaragua".
, 5 de agosto
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
- Opinión
- Nicaragua
- Daniel Ortega
- Contra nicaragüense
- Revolución Sandinista
- Libertad expresión
- Centroamérica
- Guerrillas
- Guerra
- Revoluciones
- Gobierno
- Conflictos políticos
- América
- Historia contemporánea
- Conflictos
- Partidos políticos
- Historia
- Administración Estado
- Política
- Administración pública
- Medios comunicación
- Comunicación