La huelga tambien se toma vacaciones
Los trabajadores asturianos del naval suspenden las movilizaciones hasta septiembre por "cansancio físico y psiquico"
Los disturbios protagonizados por los trabajadores del naval en Gijón (el municipio asturiano con mayor tasa de desempleo) han sido prácticamente permanentes desde febrero de 1983. Las movilizaciones se han venido repitiendo sistemáticamente desde entonces todos los martes y jueves de cada semana, salvo períodos vacacionales de verano y Navidad, de seis de la tarde a diez de la noche. Las acciones más frecuentes han consistido en manifestaciones e instalación de barricadas en el centro de la ciudad (plaza del Humedal y calles de la Corrida, Álvarez Garaya y Mariano Pola, entre otras) cortes de la autopista que une Gijón con Oviedo y Avilés, quema de neumáticos en las principales calles y carreteras (le acceso a la ciudad, incendio de autobuses y vagones de Renfe, interrupción de vías férreas, barricadas frente a los domicilios de los empresarios del sector y permanentes enfrentamientos, de gran violencia en ocasiones, con la policía. Varios sindicalistas fueron detenidos en enero de 1985 y puestos a disposición judicial, acusados de organizar las acciones más agresivas de los trabajadores del naval. "Nos trataron de responsabilizar de ello, pero no lo han podido demostrar", declaró a este diario Jesús Montes Estrada, Churruca, uno de los acusados por la policía. "Las acciones violentas son protagonizadas por grupos de trabajadores al margen de los sindicatos". Fuentes de la Delegación del Gobierno en Asturias estiman en unos 2.500 los participantes habituales en las manifestaciones del naval gijonés, aunque en los seis primeros meses del presente año se ha apreciado, según las mismas fuentes, un descenso de participación.Un muerto
Al cabo de más de tres años de conflictividad, los disturbios callejeros arrojan ya un saldo penoso: un muerto y una cifra de heridos y contusionados que varía según las fuentes. El 23 de octubre de 1984 caía muerto en la vía pública por disparo de pistola de un viajante de joyería el estudiante Raúl Losa García. Una placa de bronce recuerda en el lugar de los hechos aquel suceso.
En abril de 19:35, un trabajador, Juan Rascón, perdía un ojo a resultas de un pelotazo. Fuentes sindicales hablan también de cuatro contusionados de cierta importancia entre los manifestantes como consecuencia de impactos a corta distancia en los testículos y región lumbar. Las cifras oficiales de heridos facilitadas.Por la Delegación del Gobierno contabilizan 22 trabajadores lesionados y 51 policías contusionados en los últimos tres años. Jesús Montes Estrada, Churruca, secretario general del sindicato del metal de CC OO, ofrece una versión distinta: "Hay muy pocos trabajadores del naval que no estén marcados por pelotazos o por golpes".
La gran dureza de algunos de los enfrentamientos entre policías y trabajadores ha dejado secuelas en uno y otro bando, pero también entre los viandantes. La actuación policial más polémica fue precisamente una carga en la que resultó fuertemente contusionada una mujer que se encontraba rezando en la iglesia de San José. Sindicatos y trabajadores, en contra de la versión oficial, aseguraron que la policía irrumpió en el interior del templo persiguiendo a los manifestantes y desde las puertas disparó balas de goma contra los allí refugiados. Uno de los proyectiles alcanzó en la cara a la mujer, que hubo de ser ingresada en la residencia sanitaria de Gijón.
José Luis García, jefe del gabinete de la Delegación del Gobierno, aclara que "la actuación policial ha sido en todo momento firme para garantizar los derechos constitucionales de los ciudadanos, aislando zonas, protegiendo bienes públicos y privados, como la catenaria del ferrocarril o un transformador de electricidad; y a la vez ha sido comprensiva y flexible, al permitir algaradas y manifestaciones controladas".
Violencia sutil
Churruca cree, sin embargo, que la peor violencia es la que no se ve. "Una violencia muy sutil, pero real, que lleva al desasosiego constante, a la angustia. Es la incertidumbre laboral permanente, el no saber qué ocurrirá, ese estar en vilo, nerviosos, sin expectativas. Algunos trabajadores están bajo tratamiento psiquiátrico y arrastran problemas familiares y crisis conyugales. Hay un trabajador que se niega a comer en casa porque está convencido de que su mujer y su suegra quieren envenenarlo". Juan Manuel Martínez, Morala, responsable del sindicato del metal de la Corriente Sindical de Izquierdas (CSI), otro de los detenidos en 1985, suscribe esta explicación "Lo peor es el incumplimiento de la promesa y los pactos. No sólo no se cumplen sino que además se nos amenaza con una nueva reconversión".
Julio Gavito, consejero de Industria del Gobierno regional (PSOE), no coincide con este análisis: "Nosotros, en vez de quemar neumáticos en la calle estamos trabajando sobre varios proyectos y mantenemos entrevistas con empresarios para hacer posibles nuevas inversiones en Gijón. Todavía nos queda un año de plazo para hacer inversiones viables, rentables y garantizar el futuro. Los trabajadores están en los fondos de promoción de empleo, y no sólo los de los astilleros Marítima del Musel y Duro Felguera, también los de Cantábrico y Riera, una empresa que ya estaba agonizando cinco o seis años antes. Muchos de estos trabajadores se hubieran dado entonces con un canto en los dientes por estar en los fondos, percibiendo el 80% de sus salarios, y no en el paro, como los de tantas empresas que han sucumbido en otros sectores.
Cierto que a los trabajadores de Cantábrico y Riera aún no se les ha hecho la revisión y actualización salarial correspondiente a 1986, a diferencia de los trabajadores de los otros dos astilleros, pero en su caso es más difícil porque su empresa ya no existe. En cualquier caso la actualización se consiguió el año pasado y se está tratando de lograr éste. Hay retraso, cierto, pero eso no justifica su actitud. ¿Qué harían, entonces, de estar en el paro? De todos modos no creo que sea necesaria en Asturias una segunda reconversión".
Dos meses de descanso
Los sindicatos han anunciado un descanso de dos meses en las movilizaciones. Se trata, según fuentes laborales, de no perjudicar a la ciudad durante los meses de mayor afluencia turística y sobre todo de concederse unas vacaciones que ellos mismos consideran merecidas. Morala asegura que las movilizaciones callejeras "destrozan a cualquiera. Necesitamos un período de vacaciones porque el cansancio físico y psíquico es grande. Tratamos además de colaborar con la ciudad no perjudicando el turismo, y a la vez de conceder un plazo prudente de tiempo al Gobierno regional para que avance en la solución de nuestros problemas. Si no es así volveremos a la calle en septiembre. Supongo que eso será lo que acabe ocurriendo".
El consejero regional de Industria discrepa del planteamiento de los sindicatos: "El problema es mucho más complejo que esa actitud binaria de quemar o no neumáticos en la calle. No trato de pasar la pelota a nadie, pero ciertos sindicatos olvidan que los astilleros en reconversión son privados. Para resolver este problema hay que concitar muchas voluntades. Me gustaría que durante este período de descanso los sindicatos reflexionen sobre quiénes son los beneficiarios de su actitud que, a mi juicio, les perjudica a ellos, en primer lugar, y después a Gijón y al conjunto de la región".
La reconversión en la bahía gijonesa ha arrojado unos excedentes de 777 trabajadores menores de 55 años, de los que 715 aguardan aún en los fondos de promoción de empleo su recolocación. Del total excedente, 712 corresponden a los tres astilleros privados de Gijón (Marítima del Musel, Duro Felguera y Cantábrico y Riera), con cuatro centros de trabajo, y 65 al astillero público Juliana Constructora Gijonesa.
Los sindicatos contabilizan la pérdida de otros 402 empleos por jubilaciones anticipadas y 350 en empresas auxiliares, aunque la Administración regional no considera estas cifras homogéneas ni sumables. En 19132 la plantilla de los tres astilleros ascendía a 3.516 trabajadores; siete años antes el sector naval gijonés ocupaba a 5.000 personas. En la actualidad los dos astilleros gijoneses en activo (Naval Gijón, SA y Juliana Constructora Gijonesa) suman una plantilla de 1.987 empleados. Otros tres pequeños astilleros privados asturianos (Gondán, en Figueras; Armón, en Navia, y Ojeda y Aniceto, en Avilés) no sufrieron los efectos de la reconversión del sector.
"De los trabajadores excedentes, 316 (casi la mitad) tienen ya comprometida su recolocación por medio de la Zona, de: Urgente Reindustrialización (ZUR)", afirma el consejero de Industria, Julio Gavito."Está ya publicado en el Boletín Oficial del Estado la inversión, las subvenciones y el número de trabajadores que recolocar. ¿Qué más necesitan para creerlo? Mientras se ultiman los trámites, ellos aguardan pacientemente en los fondos. Al cabo de los tres años que se nos habían concedido de plazo -y aún quedan 12 meses-, podremos cumplir el compromiso de lograr ofertas de trabajo para todos".
Un nuevo astillero
Pero los trabajadores no están conformes. Exigen la construcción de un nuevo astillero para la empresa Naval Gijón, !SA (Nagisa), constituida mediante la fusión de Marítima del Musel y Duro Felguera, la incorporación a esta nueva empresa de 233 trabajadores de la extinta Cantábrico y Rhera (Nagisa pasaría a tener una plantilla de 975 trabajadores) y la reindustrialización de la comarca para absorber el excedente de mano de obra, tal y COMID consideran que se les prometió en la conocida como alternativa 3.
Además, imponen como condición para cesar en sus hostilidades la revisión salarial correspondiente a 1986 de los trabajadores de Cantábrico y Riera integrados en los fondos de promoción de empleo y que por haberse extinguido su empresa no gozan de la actualización inmedita de sus emolumentos y base reguladora.
UGT, sin embargo, no cree que haya incumplimiento de promesas; sólo retraso en alguna de ellas, según Juan Ramón Pesquera, secretario de Organización de la ejecutiva regional del mtal del sindicato socialista. "Nuestra filosofí es negociar y utilizar la presión sólo cuando realmente sea necesario, como ya hicimos. La culpa de todo se la están echando a UGT y al Gobierno regional, y esto a quien favorece es a los empresarios. Nosotros dudarnos de si es que no hay más contratación de obra porque realmente no hay demanda o porque no se hacen suficientes esfuerzos para conseguir pedidos. La verdadera responsabilidad la tienen los empresarios, y eso nunca lo dicen los sindicatos que queman neumáticos".
El consejero de Industria considera que existen motivos de esperanza. "Podremos cumplir nuestros compromisos en el plazo de tiempo previsto. En agosto tendremos una reunión a tres bandas en la que se estudiará, entre otros aspectos, las posibiliidades de construcción de un nuevo astillero y las inversiones para modernizar las actuales instalaciones".
La 'bocacha', un arma de fuego casera
., El conflicto del sector naval gijonés es un enfrentamiento armado. Contra las pelotas de goma y botes de humo de la policía, los manifestantes recurren al lanzamiento de piedras, ladrillos, tornillos y cualquier objeto arrojadizo, pero también a la utilización de armas de fuego de diseño propio, adaptadas. a las circunstancias. Los propios sindicatos hablan de enfrentamientos muy duros entre los dos bandos, separados muchas veces tan sólo por el humo negro, espectacular y maloliente, del caucho quemado en la vía pública. Jesús Montes Estrada, Churruca, de CC OO, asegura que no se busca el enfrentamiento directo con la policía, pero "acaba surgiendo porque las FOP tratan de impedir todas nuestras acciones y acabamos a carreras, enfrentándonos a pedradas".En ocasiones, los trabajadores se han hecho fuertes en alguna de las instalaciones de los astilleros y soportado el asedio y las cargas policiales. Quizá entonces se alcanzan los momentos de mayor tensión. Mientras los antidisturbios recurren a sus habituales métodos disuasorios (lanzamiento de pelotas de goma y botes de humo), los trabajadores, apostados tras las ventanas, responden con una lluvia de bolas de acero, piedras y pelotas policiales. Para ello se sirven de los típicos tirachinas y fundamentalmente de un arma de fuego de tecnología propia, diseñada y fabricada por los trabajadores. Las bocachas, como se las conoce en Gijón, son tubos de metal, a modo de pequeños bazokas, dotados de un percutor, y en los que se introducen las pelotas de goma que la policía dispara contra los manifestantes v un cartucho de pólvora. Ésta arma, si no alcanza la capacidad y eficacia del armamento policial, suple su carencia con la virtud de aprovisionarse del propio material antidisturbios.
Los manifestantes también suelen acudir a las concentraciones equipados con guantes resistentes para recuperar los botes aún calientes y humeantes lanzados por las fuerzas de orden público y, acto seguido, arrojarlos de nuevo contra la policía. José Luis García, jefe del gabinete de la Delegación del Gobierno en Asturias, afirma que los manifestantes llegaron a utilizar "métodos muy peligrosos, como las bocachas y otros recursos no menos contundentes. Se llegó a perfeccionamientos notables, utilizando incluso pólvora y bolas de acero que lograban perforar los escudos policiales".
Setenta y tres heridos de diversa consideración, según las cifras oficiales, es el saldo de estos enfrentamientos en algunas de las más céntricas calles gijonesas al cabo de tres años de acciones y disturbios, en los que las dos partes han reconocido la existencia de momentos de gran tensión. Los sindicatos CC OO, CNT-AIT y CSI han anunciado que, de continuar las actuales circunstancias, en septiembre volverán a quemar neumáticos. Para entonces podrían volver a sacar las bocachas.
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