Hassan, II asume el relativo fracaso de la 'cumbre' de Ifran
Veinticuatro horas después de que el primer ministro israelí,, Simón Peres, abandonara Ifrán todo el mundo en Marruecos se pregunta sí el esfuerzo desarrollado por -el rey Hassan II, que ha asumido públicamente ser el único responsable del histórico encuentro, tendrá resultados positivos. El soberano marroquí aseguró, en un discurso televisado en la noche del miércoles, que su invitado, no fue receptivo a las dos principales recomendaciones del plan de Fez para Oriente Próximo (OLP como único interlocutor válido y devolución de los territorios ocupados), lo que sitúa estas conversaciones, de una manera oficial, en un diálogo de sordos. Sin embargo, nadie cree aquí que tres días de discusiones se hayan agotado en estos dos puntos.
El rey se dirigió el miércoles a su país de una forma poco habitual. No era la alocución triunfalista que los marroquíes ya conocen de los tradicionales, discursos celebrando el aniversario de la Marcha Verde o conmemorando anualmente su subida al trono. Hassan II empleó un lenguaje coloquial, dio explicaciones y detalles y se justificó. Tuvo incluso lapsus en el lenguaje, como, por ejemplo, al expresarse en francés y no en árabe al referirse a las siglas de las Naciones Unidas, y en la forma de enfocar algunos aspectos, como cuando dijo que Marruecos no es como otros países que tienen tierra ocupada.Esto para algunos nacionalistas es imperdonable, pese a haberlo dicho el rey, y no llegan a comprender cómo el soberano no se acordó de Ceuta y de Melilla, que un importante sector de la población compara con las tierras árabes ocupadas por Israel.
Pero esto es más bien anecdótico. La gente, pese a haber escuchado durante 45 minutos a su rey, sigue desconcertada. La explicación real por televisión fue que Peres, al ser preguntado por la devolución de Cisjordana, Gaza y el Golán y por la necesidad de entablar negociaciones con la OLP, como único y legítimo representante del pueblo palestino, dijo no, a lo que el rey le respondió con un, adiós. ¿Y entonces para que ha venido aquí el jefe del Gobierno de Israel?, es la pregunta que corre por los despachos de Rabat.
La palabra fracaso nadie la utiliza, a excepción de algún que otro periodista. o diplomático extranjero. La mayor parte de los observadores están convencidos de que este primer encuentro entre Hassan II y el líder israelí -habrá más, según afirmó ayer Peres- ha estado centrado en la discusión y no en la negociación. El propio rey lo reveló en su alocución televisada, cuando explicó la doble negativa de Peres al plan de Fez: "Estábamos en una fase de conversaciones y no con la olla puesta sobre el fuego para que se pudiera quemar".
Un pueldo desconcertado
En el mensaje del rey de Marruecos al país había algo a todas luces evidente: la necesidad de informar a un pueblo desconcertado ya previamente, que tenía que recurrir a emisoras extranjeras de radio o de televisión para enterarse de lo que estaba ocurriendo en Ifrán o agolparse en los quioscos para comprar la Prensa de oposición, preferentemente el periódico istiqlalí L'Opinion, el único que ha dado detalles, con informaciones del exterior, de lo que pasaba no sólo en Marruecos sino en todo el mundo árabe en relación con el encuentro entre ambos líderes.
Para Hassan II ha sido una gran sorpresa,, a juicio de observadores consultados, el factor informativo exterior. El hecho de situar al frente del Ministerio de la Información marroquí a un ex comisario de policía, el también ministro del Interior Dris Basri, una de las pocas personas presentes en los encuentros de Ifrán, no le ha servido de nada en esta ocasión. La situación privilegiada de las montañas de Ifrán, un lugar discreto, aislado y perdido, propicio para encuentros secretos, y el hecho de silenciar el traslado del rey allí, ocurrido el sábado, no impidió que la agencia británica Reuter, cuando aún Peres todavía viajaba desde Tel Aviv, facilitara la información.
El mismo martes, el ex ministro de Asuntos Exteriores, Mohamed Bucetta, líder del Istiqlal, se presentaba en mangas de camisa en la redacción de L'Opinion, portavoz, en francés de su partido, y ordenaba a sus responsables abrir con grandes titulares la edición con la noticia del día, elaborada con todas las informaciones procedentes de las agencias extranjeras, incluidas las datadas en Israel. Era un desafío al ministro Basri y a su aparato informativo, controlado desde hace un mes por gobernadores y hombres del Ministerio del Interior.
La primera excusa del rey a su pueblo en su discurso fue sobre este asunto. Cuando aún oficialmente no se había anunciado que Peres había estado en Ifrán, Hassan II dijo: "Querido pueblo, como tú bien sabes, nos hemos reunido con el primer ministro israelí en Ifrán. Las agencias de prensa de todo el. mundo han ofrecido reacciones, unas a favor y otras en contra. No me interesan ni las unas ni las otras sino saber si estás de acuerdo, si tu conciencia está tranquila y cuáles son tus críticas".
Indiscreción israelí
Hassan II dejó claro también en su discurso que se ha tenido que enfrentar con la indiscreción del Estado de su interlocutor. No llegó a acusar a Israel de haber difundido intencionadamente un encuentro previsto inicialmente como secreto, pero sí dijo que, a pesar de que él mismo no dio cuenta de sus intenciones a nadie, el presidente norteamericano, Ronald Reagan, se enteró de lo que iba a ocurrir por Israel y no por Marruecos. Y reconoció que Reagan le expresó su apoyo ante este encuentro.
Algunos políticos marroquíes -aquí todo el mundo prefiere permanecer en el anonimato porque nadie quiere comentar ni para bien ni para mal los discursos del rey- piensan que Hassan II ha obrado con buena fe ante un líder hebreo que, pese a que inicialmente dio su conformidad a aceptar el encuentro bajo el compromiso de discutir en el marco del plan de Fez, luego sobre el terreno rechaza sus puntos esenciales. Sin embargo, a juicio de estos políticos, "aquí hay algo más, y como se vio con el tiempo tras el acuerdo con Libia, los resultados tendrán que llegar tarde o temprano a conocimiento de todos".
En lo que sí es unánime la opinión pública es en que, si hay algo positivo en todo esto, es el paso dado por el rey Hassan II para demostrar que un líder árabe y otro hebreo pueden sentarse a hablar a solas.
Una nueva dinámica en el eje Rabat-Washington
F. O.El solo hecho de haber sostenido conversaciones directas -en territorio marroquí con el jefe del Gobierno israelí, Simón Peres, le permite al rey de Marruecos entrar en una dinámica nueva en las relaciones de su país con Estados Unidos, estiman fuentes diplomáticas occidentales de Rabat.
Hassan II puede viajar ahora con mayor tranquilidad a Washington, aseguran estas fuentes, y obtener ciertas facilidades por parte de la Administración de Ronald Reagan sobre luna de sus principales y probablemente básicas pretensiones: material militar, incluido un nuevo avión de combate.
"El saludo con que Washington ha recibido el encuentro Hassan II-Peres cambia todo y las diferencias sostenidas con este país del Magreb acerca de su alianza con Libia (Uxda, agosto de 1984) han pasado a lo marginal tras el acontecimiento de Ifrán", se piensa en medios cercanos a la Embajada norteamericana en Rabat. "Habrá que esperar a los resultados de Ifrán", añadieron estos medios, "pero el paso dado es significativo e histórico".
Una de las consecuencias positivas inmediatas del encuentro entre el rey de Marruecos y el primer ministro israelí es precisamente ésta, a juicio de los observadores consultados.
El soberano marroquí, en su mensaje televisado el jueves pasado al país, reveló que no viajó a Estados Unidos -adujo en su día motivos de salud- por esta causa y aseguró que días antes le había llamado el presidente Ronald Reagan, informado por Israel, solicitándole detalles sobre la cumbre que se avecinaba.
Antes de Ifrán
Antes de la cumbre de Ifrán, Marruecos había tenido que recurrir primero a la empresa Braum y después a su competidora Gray, dedicadas a las relaciones públicas, con vistas a que su pretendida visita a Washington no resultara un fracaso.
Ahora el rey Hassan II de Marruecos no necesita imperiosamente tener que recurrir a las relaciones públicas y los norteamericanos, siempre según la opinión de los observadores consultados, saben perfectamente y con lujo de detalles dónde está Ifrán, a qué lado pertenece Marruecos dentro del mundo árabe y quién es su rey, el segundo estadista árabe, tras el fallecido presidente egipcio Annuar el Sadat, que se ve cara a cara con un primer ministro del Estado de Israel.
Meses antes del encuentro de Ifrán llegó a Washington una delegación militar marroquí encabezada por el general de brigada Mohamed Kabbaj, inspector de las Fuerzas Armadas Reales. Este militar se interesó por un nuevo avión de combate para su país -el F-16 o el F-20- con el que equilibrar su aviación militar a la de países vecinos como Argelia y España, inmersos en programas de renovación de sus escuadrones aéreos.
En Estados Unidos se le exigió dinero inmediato, lo que Marruecos, que atraviesa una fuerte crisis económica y está entrampado por la guerra del Sáhara, no dispone. Ahora parece que todo puede cambiar.
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