Profundas diferencias sobre el presupuesto comunitario de 1987
I. C. Los ministros de Hacienda de los doce se separaron ayer tras más de 20 horas de agotadora negociación sin lograr un acuerdo sobre el presupuesto de la Comunidad Europea (CE) para 1987. Este primer desacuerdo al término de una sesión negociadora de esta índole en la historia del Consejo de Ministros de la CE pone de relieve, según el secretario de Estado de Hacienda, José Borrell, una "nueva relación de fuerzas en Europa en la que el sur no se ve ya obligado a aceptar los planteamientos del centro-norte". El ingreso de España y Portugal ha permitido establecer un nuevo equilibrio de fuerzas, en el que los países más atrasados de la Comunidad pueden lograr imponer sus criterios.
Los responsables presupuestarios de la Comunidad se reunirán nuevamente a principios de septiembre para discutir otra vez de la propuesta de gastos elaborada por la Comisión Europea, que deberá ser ulteriormente sometida a la aprobación del Parlamento Europeo como muy tarde el 5 de octubre.
Desde que empezó anteayer la maratoniana ronda de conversaciones los doce quedaron claramente divididos en dos grandes bloques, integrados por los países del norte del continente, partidarios de privilegiar el gasto agrícola, y los del sur e Irlanda, defensores de los llamados fondos estructurales, que sirven para atenuar las diferencias de desarrollo, que no cesan de crecer en términos relativos, entre Estados ricos y pobres de la CE.
Para intentar romper el frente de esta última minoría de bloqueo, el secretario adjunto del Tesoro británico, Peter Brooke, hizo varias ofertas dirigidas a algunos de los países que la integraban, sobre todo a Grecia e Italia, pero no logró atraerlos al bando contrario.
Borrell comparó el actual compás de espera con "dos grupos de ciclistas, los agrícolas y los estructuralistas, que pedalean en un mismo tandem pero en dirección opuesta, impidiendo a la bicicleta avanzar hasta que alguno de ellos deje de darle al pedal y la bicicleta se ponga finalmente en movimiento en la dirección elegida por la mayoría".
Desarrollo regional
El eje de la discusión giró en torno al aumento de la financiación de los fondos estructurales para el desarrollo regional y de las "nuevas políticas", como las de medio ambiente o investigación, que la Comisión Europea propone incrementar el año próximo en un 13,6%, cifra que representa un 5,5% por encima del porcentaje máximo autorizado por el Consejo de Ministros.
Los titulares de Hacienda de los Estados septentrionales del Viejo Continente desean limitar el alza a menos del 4,05%, y ahorrar así unos 760 millones de unidades de cuenta europea (ECU), equivalentes a 104.000 millones de pesetas, mientras los meridionales se esfuerzan por situarla por encima de esta tasa.
La proposición de la Comisión Europea preconiza un presupuesto de 36.754 millones de ECU (cinco billones de pesetas) e implica un incremento del 4,49% en los gastos previstos para 1987 con relación a los de este año. Este aumento es considerado excesivo por los principales Estados contribuyentes, en particular Alemania Federal, Francia y el Reino Unido.
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