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Juan Luis González

Médico y presidente de la Asamblea de la Civilidad chilena

Juan Luis González Reyes, un médico chileno de 56 años, especialista en afecciones de nariz y garganta, considerado un "peligroso subversivo" por la dictadura del general Augusto Pinochet, puede convertirse en el principal representante del descontento de las clases medias de este país. Preside desde su creación la Asamblea de la Civilidad chilena, un organismo ideado por él, que ha convocado y liderado la principal huelga general realizada contra el régimen militar en sus casi 13 años de existencia. Hace pocas horas se presentó a la justicia, acusado por el Gobierno de violar la ley de Seguridad del Estado. Una orden de detención y otra de no abandonar el país pesaban en su contra. Prefirió, junto a otros 16 dirigentes de la asamblea, presentarse voluntariamente. "No tenemos nada que ocultar", dijo.

Como antes lo hiciera el líder minero Rodolfo Seguel, González entró en la historia chilena sostenido por los brazos de la movilización social. Y, como Seguel, González es democristiano.Menudo, de 1,60 metros de estatura y pelo canoso, tiene más aspecto de burócrata que de agitador. Gesticula con las manos al hablar. Normalmente viste traje, y cuando está relajado suele fumar en pipa. En su consulta, además de la foto de su esposa y de su único hijo, licenciado en Derecho, tiene una fotografía en la que aparece acompañando al ex presidente democristiano Eduardo Frei, de quien fue médico personal durante la campaña presidencial de 1964. En su escritorio tiene otra fotografía junto al papa Juan Pablo II.

Titulado en la Universidad Católica y con estudios de especialidad en el Centro Médico Monte Sinaí, de Estados Unidos, se expresa con prolijidad y cuidado, aunque a veces no oculta la pasión. El mismo detalle pone en su especialidad, la otorrinolaringología, que ejerce en una consulta privada desde hace 29 años.

Un largo camino

González no se convirtió en un líder de la noche a la mañana. En 1982 fue elegido presidente del Colegio Médico, y después fue reelegido en 1984 y 1986, encabezando listas opositoras. En 1985 fue elegido también para la Federación de Colegios Profesionales, que agrupa a otras 26 asociaciones, entre ellas las de ingenieros, periodistas, abogados, profesores, psicólogos y bibliotecarios. Desde el 26 de abril es el presidente de la Asamblea de la Civilidad, que fue una idea suya.Cuando fue elegido presidente de los médicos declaró: "Estoy aquí porque represento probablemente un cierto grado de disidencia con las políticas oficiales de salud". Se preocupó primero de reconstruir este gremio, estableciendo representaciones en cada hospital y centro de salud. Luego vino una etapa en la que criticó la política de privatización y autofinanciación de los hospitales.

El mismo camino adoptó con la Federación de Colegios Profesionales. La agilizó y le dio una presencia combativa. Rechazó la legislación que quitó atribuciones a los colegios profesionales y se pronunció contra la política social del Gobierno.

Durante su presidencia del Colegio Médico, cinco facultativos han sido sancionados por haber estado presentes en torturas a presos políticos. Por esta actitud, su colegio fue premiado con 1.000 dólares por la American Association for Advancement of Sciences. La placa de homenaje que esta institución otorgó al Colegio Médico reza así: "Por los esfuerzos profesionales y humanitarios para detener la práctica de la tortura en Chile". Este es uno de los premios más significativos para una institución médica.

La movilización

González y su gremio se sumaron a la movilización social cuando un dirigente de los médicos santiaguinos fue despedido de su trabajo en un hospital por razones políticas. Los médicos realizaron una huelga en la capital en enero de este año, seguida de otros dos paros parciales.Como sus demandas no fueron escuchadas por el Gobierno la Federación de Colegios Profesionales citó, en una asamblea en marzo, a una reunión de la civilidad. El trabajo fue asumido con detalle y esmero, en un programa que culminó con la formación de la Asamblea de la Civilidad, el 26 de abril, en un recinto de la iglesia católica Padre Hurtado.

La asamblea elaboró un pliego de reivindicaciones sectoriales, cuyo objetivo es la recuperación de la democracia. Se hizo entrega de esta Demanda de Chile al Gobierno y se le dio un mes de plazo para contestar. Como no hubo respuesta, el consejo ejecutivo de la asamblea convocó a principios de junio la huelga general de los días 2 y 3 de julio.

La paralización, según González, fue la demostración del descontento de los ciudadanos con la tiranía. El médico dijo que se sentía "satisfecho y orgulloso por el éxito de la huelga general y el refuerzo que ello significa para la lucha pacífica y la desobediencia civil por el retorno a la democracia".

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