Nakasone barre

Los RESULTADOS de las elecciones japonesas han causado sorpresa, no por el hecho de que el Partido Liberal Democrático (PLD) haya obtenido la mayoría -cosa que los sondeos habían previsto-, sino por las proporciones de este triunfo. En toda la época de posguerra, desde que funciona el sistema democrático y parlamentario heredado de la ocupación norteamericana, la sociedad japonesa ha manifestado una inclinación conservadora nunca desmentida: desde 1955 ha otorgado en todas las elecciones sus preferencias al PLD, que ha ocupado el Gobierno de modo ininterrumpido. Sin embargo, este partido ha pasado en la última década por situaciones complejas; a pesar de la pujanza económica del país, convertido en segunda potencia mundial, los efectos de la crisis afectaron a amplios sectores, y a ello se agregaron otros factores, como el estallido público de casos de corrupción, y en concreto la condena por esta causa del antiguo primer ministro Tanaka, considerado -incluso cuando abandonó la presidencia- como el .general de las tinieblas", el hombre que hacía y deshacía a los primeros ministros. En su primera prueba electoral, en 1983, Nakasone había sufrido una semiderrota, al perder la mayoría absoluta en la Cámara y verse obligado a gobernar con el apoyo de un grupo disidente de su partido, el Club de los Liberales.La decisión de Nakasone de adelantar las elecciones respondía a dos objetivos principales: primero, afianzar fuertemente su posición interna en el partido, en el momento en que varias personalidades, incluso niÍembros de su Gobierno, se presentan ya como aspirantes a su cargo; en segundo lugar, resolver el problema del futuro Gobierno de Japón antes de que se presenten con mayor agudeza algunos problemas económicos derivados de la imposibilidad de contener la baja del dólar en relación con el yen.

Las elecciones japonesas han confirmado la tendencia que se manifiesta en casi todos los países a lapersonificación de los partidos, dejando los programas en un lugar secundario. La oposición no ha sido capaz de presentar una alternativa seria a la política que realiza el PLD. El partido socialista, en proceso de reconversión para superar las rigideces marxistas de otras épocas, ha concentrado su campaña en la denuncia de los métodos "aritidemocráticos y autoritarios" de Nakasone. Es probable que con ello haya facilitado los planes de éste, interesado en que su "persona" fuese el centro de la consulta; Nakasone ha convertido estas elecciones legislativas en unas "primarias" de la confrontación que tendrá que desarrollarse en octubre de este año, en el seno del PLD, para designar al futuro jefe del partido, y por tanto del Gobierno. Ha preferido dar esa batalla ante los electores que dentro del PLD, ya que nunca ha tenido en el partido un clan fuerte a su favor; todo el mundo sabe que su primera designación en 1982 fue debida al apoyo del clan Tanaka. Ahora, con su triunfo, Nakasone se puede presentar en octubre con autoridad suficiente para lograr una modificación de la regla que le impediría aspirar a un tercer mandato, y seguir, por tanto, en la jefatura del Gobierno.

Dentro de la opción conservadora que representa el PLD, Nakasone ha sabidoen el último período evidenciar claramente su autoridad personal; ha dado la sensación al país de que él decidía, y con ello ha respondido al deseo de muchos japoneses motivados por raíces ancestrales. Ha dado así una imagen distinta a la que ha ofrecido el PLI) en el último período de un partido cuya cohesión dependía de complejos arreglos entre clanes en la sombra.

La presencia de una figura con autoridad al frente del país puede ayudar á los japoneses a afrontar problemas económicos serios, como será en breve plazo la creciente dificultad de seguir basando su desarrollo en la extensión de sus mercados exteriores y la necesidad de impulsar la demanda interior. Nakasone ha jugado con eficacia la carta del nacionalismo; ha prometido prestar más atención a la "moral" de los escolares, exaltando períodos muy controvertidos de la historia japonesa, y ha hecho alarde del creciente respeto de que goza Japón en la escena mundial. En el plano internacional, estrechará los lazos con EE UU y facilitará la participación de Japón en la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI), la guerra de las galaxias, lanzada por Reagan. Es partidario de acentuar la política de preparación militar rompiendo 14 barrera del 1% del PIB que había sido fijada en 1976 como tope máximo para los gastos de defensa. Es probable que con la victoria tan neta obtenida en las urnas cobren mayor peso en la política japonesa de los próximos años algunas de estas tendencias que Nakasone nunca ha disimulado, pero que estaban contenidas por un apoyo parlamentario bastante precario.