Cinco incendios forestales de grandes proporciones quemaron 16.000 hectáreas

Todos los efectivos de los Bomberos de la Generalitat, así como fuerzas de Protección Civil, del Ejército, de la Guardia Civil y numerosos paisanos, lucharon ayer contra cinco de los casi 30 incendios forestales que se declararon el domingo en varias comarcas catalanas. El incendio más espectacular fue el de Jorba-Calaf, en las cercanías de Igualada, en la provincia de Barcelona, que anoche quedó en gran parte controlado, aunque seguían dos frentes activos, según fuentes de los Bomberos de la Generalitat. Granjas, masías y chalés se vieron afectados por el fuego. Cinco personas fueron hospitalizadas por quemaduras de primer y segundo grado y un voluntario sufrió un accidente grave. En Tarragona ardía un frente de 50 kilómetros.

El Departamento de Agricultura de la Generalitat calculó ayer tarde que los incendios iniciados este fin de semana habían afectado a unas 16.000 hectáreas de bosque, matorral y tierras de cultivo. Las pérdidas, según la misma fuente, serían superiores a los 2.000 millones de pesetas. El conseller de Gobernación, Agustí Bassols, manifestó la posibilidad de declarar zona catastrófica el término municipal de Jorba (Anoia).El gobernador civil de Barcelona, Ferran Cardenal, solicitó del Ejército maquinaria pesada del arma de ingenieros para abrir cortafuegos y aislar las llamas. Desde la noche del domingo participan en la lucha contra el fuego varias unidades militares. Tres hidroaviones de Icona (dos de ellos llegados desde Madrid) y otras tantas avionetas actuaron también ayer.

Las evacuaciones de masías continuaron durante el día de ayer, porque por la tarde el fuego inició un avance rapidísimo hacia el Norte, afectando los bosques de pinos de Aguilar de Segarra. El incendio de Jorba quedó anoche en su mayor parte controlado.

Cinco heridos

El Ejército colaboraba también en las tareas de extinción de la zona de Calaf. Los nervios y la impotencia hicieron que un bombero de la Generalitat comentara que "el Ejército tiene aviones supersónicos y no tiene camiones cisterna para apagar fuegos". Al menos cinco personas han sido internadas en el hospital de Igualada con quemaduras de primer y segundo grado. Se trata de una familia de Rubió que se negó a abandonar su vivienda. También se han practicado asistencias menores por intoxicación de humo. Un voluntario que circulaba en motocicleta chocó de frente, a causa del humo, con un vehículo y sufrió graves heridas en la columna vertebral, informa En el término de Olivella (Garraf), el fuego, que se inició el viernes, tenía cuatro focos. Ayer, 15 vehículos autobomba de los bomberos de la Generalitat continuaban luchando contra las Ramas. Cerca de allí, en Torrelles de Foix (Penedés), el incendio se reavivó durante la mañana de ayer como consecuencia del viento de Levante, después de estar controlado. Tanto el incendio de Olivella como el de Torrelles de Foix quedaron en principio apagados, aunque con un importante retén, según informó un portavoz de los bomberos a medianoche.En Castellgalí, cerca de Manresa (Bages), el fuego estaba en gran parte controlado, aunque con un foco activo que esperaba poder ser controlado en un periodo breve de tiempo, según informó el director general Jordi Martínez a medianoche. Las llamas llegaron a afectar las fachadas de algunas casas de los barrios extremos de Manresa.

El incendio de La Riba-Montblanc (Alt Camp), en la provincia de Tarragona, seguía precisando ayer del esfuerzo de los bomberos, que habían desplazado 14 vehículos contraincendios. Un portavoz de la Generalitat señaló que este fuego, con un frente de 50 kilómetros, que ha quemado más de 2.000 hectáreas y ha afectado a los términos municipales de Alcover, La Riba, Vilavert y Rojas, podría prolongarse hasta mañana. El fuego consumió las traviesas de la línea férrea Valis Lérida, interrumpiendo el servicio. El incendio se dirigía anoche hacia el Oeste y se temía por la zona de Poblet, informa Lola Lara. Otro incendio en la provincia de Tarragona, el de L'Argentera (Baix Camp), tampoco había sido controlado.

A consecuencia de los incendios, en Barcelona y otras ciudades situadas a decenas de kilómetros cayó una lluvia de ceniza.