Rostropovich estrena a Cristóbal Halffter
La orquesta de la Sudwestfunk, de Baden-Baden (RFA), con Mstislav Rostropovich como solista y Cristóbal Halffter al frente, estrenó ante anoche, en el patio de Carlos V de la Alhambra, el Concierto para Violónchelo que Halffter ha escrito en homenaje a García Lorca por encargo de la radio alemana occidental. Además interpretó las Elegías del mismo compositor, la tercera de las cuales está dedicada al poeta granadino. En su segundo programa, la sinfónica de la radio de Baden-Baden programó obras lorquianas de Fortuer y Shostakovich.
La formación de Karlovy Vary (Checoslovaquia) dará a conocer las canciones sobre sonetos de Lorca encargadas por el festival granadino a Manuel Castillo. Después, la Orquesta Sinfónica de Radiotelevisión Española, con su director, el granadino Miguel Ángel Gómez Martínez, estará en la ciudad de la Alhambra para tocar las nueve Sinfonías de Beethoven. ¿No es maravilloso?Sin rodeos, diremos que, por el momento, Cristóbal Halffter y la memoria de Federico García Lorca han salido ganando, pues los músicos alemanes de Baden-Baden han preparado la obra (10 ensayos nada menos) de manera perfecta.
Como el estreno mundial se celebró hace unos días en Friburgo, en la República Federal de Alemania, por la misma orquesta y director, hemos disfrutado de una interpretación modélica. No olvidemos que para estos instrumentistas el lenguaje contemporáneo resulta algo familiar que dominan desde su formidable técnica y por el que sienten verdadero interés, gracias, naturalmente, a que desde muchos años atrás sus dirigentes y directores han estimulado la, dedicación a la música de nuestro tiempo en lugar de combatirla como es tan frecuente por nuestros pagos.
¿Quién mejor que el autor para descubrir los últimos secretos de su Segundo concierto para violonchelo y orquesta? ¿Y quién mejor que Mstislav Rostropovich, el primer violonchelista del mundo, para protagonizarlo desde su dominio técnico asombroso y su belleza sonora escalofriante? Una nota repetida -que así comienza la obra- se torna en el violonchelo de Rostropovich música alta y acontecimiento expectante.
Partitura conmovedora
Cristóbal Halffter ha logrado una partitura grande y conmovedora, escrita con mano de maestro y sentida desde la íntima familiaridad con la sustancia poética de Federico García Lorca y con lo que su complejo, lírico y dramático espíritu significa dentro del panorama de la cultura española. Sin atender a la literalidad de los versos, el compositor parte de ellos como sugerencia y en un momento dado la emoción se condensa y resuelve en una breve cita de una de las canciones populares de Federico.No en vano en el piano de la familia Halffter que hoy posee Cristóbal tocó más de una vez García Lorca, dada su amistad con los músicos tíos de Cristóbal, Ernesto y Rodolfo.
No queda más que el silencio denomina Cristóbal Halffter a su obra, y, para hacer de ella hondo homenaje a la memoria de Federico García Lorca, parte de tres versos coincidentes en un cierto sentido fugitivo; quizá el que empujó al poeta, un día de julio de hace medio siglo, a trasladarse a Granada en busca inconsciente de su muerte, como si las cosas estuvieran preparadas de antemano por un hado inesquivable.
Mensajes
Sabe Cristóbal Halffter transformar en verdadero arte todos sus mensajes, bien sean evocativos, dramáticamente doloridos, contestatarios y airados o meramente testimoniales.La música es su lenguaje y a través de él se expresa con alteza humana y altivez musical. Así en ese concierto y así también en las Elegías a Antonio Machado, Miguel Hernández y Federico García Lorca, que el público granadino -presidido por la reina Sofía- acogió con tanto calor y entusiasmo como el concierto.
¿Quién será el guapo, a partir de ahora, que ofenderá a esta audiencia negándole capacidad para asumir la música actual? Debe ser, eso sí, música de Verdadera categoría interpretada en versiones impecables.
Más que impecable, la versión del concierto fue egregia. Rostropovich, en los largos pasajes meditativos o en las mil dificultades de otros momentos extremadamente virtuosistas, hizo auténticos prodigios.
Se convirtió, como todo intérprete verdaderamente grande, en coprotagonista de la creación musical al llevar a su última trascendencia el contenido de la amplia, brillante y sonoramente mística partitura.
La juntura de una obra como el concierto y un protagonista como Rostropovich hace del lunes pasado una fecha grande en la historia de la música española actual. Celebrémosla inmediatamente, sin esperar, como tantas veces en nuestro país, a conmemorarla dentro de medio siglo.
El triunfo total, redondo y merecido de Cristóbal Halffter alcanzó a su musicalidad como director no sólo de sus obras sino de las de Manuel de Falla, de quien interpretó la suite Homenajes, tan olvidada entre nosotros, y la celebérrima segunda suite de El sombrero de tres picos, cuya farruca sabe hacer Cristóbal de modo precioso y auténtico: de casta le viene a. Halffter.
Unas horas antes, en el Hospital Real, quedó inaugurado el curso Manuel de Falla con palabras muy breves y significativas de su director, Antonio Martín Moreno. Después, el musicólogo Miguel Querol, premio Nacional de Música de este año, evidenció sus saberes sobre la figura y la obra del padre Donostia, cuyo centenario se conmemora este año.
Como en todo trabajo de Miguel Querol, su discurso no fue tributo vanidoso a la oratoria, sino modelo de conocimiento y demostración de un trabajo largo dedicado a la relectura y estudio de la obra completa del compositor vasco.
Y es que Miguel Querol no sólo es musicólogo y compositor de mérito; también es, en el más riguroso sentido del término, un intelectual.
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