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Grass afirma en el congreso del Pen Club que "hoy se usa la calderilla literaria"

El 49º congreso internacional del Pen Club, asociación mundial de escritores, se inauguró el domingo en Hamburgo con dos intervenciones, del presidente de la República Federal de Alemania, Richard von Wiezsaecker, y del escritor Günther Grass, que revelaron desde un principio las dificultades que implica el lema adoptado por el congreso: La historia, reflejada en la literatura contemporánea. "Hoy", lamentó Grass, "está al uso la calderilla literaria".

Participan 420 escritores de 62 países en este encuentro del Pen Club internacional, el primero que se celebra después del muy controvertido congreso de Nueva York, en el que se produjeron duros enfrentamientos entre escritores progresistas, europeos y representantes de la literatura norteamericana.Günther Grass, uno de los principales implicados y acusados en la controversia sobre el supuesto antiamericanismo de ciertos autores del viejo continente, fue el encargado de pronunciar el discurso inaugural del congreso de Hamburgo. Grass, que ha anunciado que emprenderá próximamente un exilio voluntario en la India durante un año para alejarse de un entorno político y literario en la RFA que considera frustrante y lamentable, hizo, como era de esperar, un alegato en favor del compromiso social y político de la literatura. El autor de El tambor de hojalata y El rodaballo es desde la muerte de Heinrich Boll, el pasado año, el principal representante de una literatura alemana que se considera vehículo, de análisis, crítica y reflexión de la realidad social y política.

En una situación como la actual, en la que tanto en la RFA como en otros países europeos domina en la literatura el gusto por esteticismos extremos e instrospecciones egocéntricas más o menos autistas, Günther Grass escribe contra corriente. Así ha explicado él las demoledoras críticas de que ha sido objeto su última novela, La rata. En su discurso, Grass dijo que "para que exista tal reflejo de la historia sobre la literatura contemporánea hacen falta autores para quienes los acontecimientos políticos, incluso los más triviales, no supongan un factor perturbador de su estética, sino motivo de resistencia real".

Grass se refirió a la guerra civil española como un acontecimiento clave para comprender el compromiso de grandes escritores con una realidad política.

"Desde Neruda y Hemingway, pasando por Orwell, MaIraux, Bernanos, hasta Koestler, Renn, Kisch y Regler, hubo escritores de todo el mundo que se convirtieron en testigos oculares y en sus obras fueron mucho más lúcidos que los políticos de aquella década. Sus testimonios avergüenzan aún hoy".

El escritor alemán citó a Emilio Gadda, Dos Passos y Alfred Doblin como ejemplos de "esa literatura a la que me siento unido y cuyo efecto, que pervive, se basa en gran parte en referencias contemporáneas. Hoy, por el contrario", lamentó Grass, "está al uso la calderilla literaria". "Ésta se pone en circulación como moneda posmoderna con retórica grandilocuente. Y pocas veces es algo más que la eterna alergia del ego". El escritor alemán, que se ha lamentado reiteradamente en los últimos tiempos por la mediocridad, la corrupción y la tendencia al autoritarismo que en su opinión reinan en la RFA, se preguntó ante la sesión plenaria inaugural por qué los escritores contemporáneos no consideran que vale la pena escribir una novela sobre los muchos casos Flicks que corrompen la RFA, una novela que saque a la luz todo el lodazal que se esconde bajo el hormigón y las zonas para peatones.

Autodestrucción

"La literatura no puede huir de la situación existencial en que se encuentra la humanidad, con la siempre creciente amenaza de autodestrucción y la maldición en que la protección de las superpotencias se ha convertido. Si se doblega al espíritu del tiempo actual y se pierde en una falta de compromiso propia del vídeo no será ya literatura, sino un anexo sensible de la industria del entretenimiento".El jefe del Estado de Alemania Occidental, Von Weizsaecker, recordó en su discurso al fallecido Heinrich Böll, que fue presidente del Pen Club internacional y la figura señera de la literatura alemana de la posguerra, comprometida con su entorno y con funciones como conciencia colectiva. Von Weizsaecker habló sobre "la tensión natural entre escritores y políticos" y sobre el papel de la literatura en evitar que la política pierda su dignidad.

El congreso del Pen Club se prolongará hasta el jueves y dedicará especial atención a la literatura bajo la represión política. Autores en prisión será el lema de un acto benéfico en el marco del congreso en el que se leerán textos de escritores encarcelados en diversos países del mundo. Además, se celebrarán cuatro veladas públicas en las que leerán sus textos Alberto Moravia, Susan Sontag, Nathalie Sarraute y Crista Wolf.

[El inicio del congreso del Pen Club se vio retrasado por una protesta antinuclear. Según testigos de esta manifestación, alrededores de una docena de personas ocuparon el escenario donde se desarrolla este encuentro que durará seis días. Pancartas con lemas que demandaban el cierre de las plantas nucleares en Alemania Occidental.

Muchos de los presentes, incluido el presidente alemán occidental Richard von Weizsaecker, aplaudieron a los manifestantes que luego se situaron a un lado del escenario. No hubo detenciones.

Suráfrica

Francis King, actual presidente del Pen Club Internacional, con sede en Londres, puso de relieve que la organización lucha por los escritores oprimidos, siempre y en todos los lugares del mundo. El Pen Club, fundado en 1911, sostiene una posición de lucha a favor de la libertad de expresión. Según ellos alrededor de 400 escritores, periodistas y publicistas sufren prisión en todo el mundo a causa de sus creencias.Günther Grass se refirió ayer al estado de emergencia en Suráfrica. Citó al escritor surafricano Breyten Breytenbach al decir que "los crímenes de una minoría, que en su confusión pensó que era especial, serán condenados por la historia".]

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