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Washington expulsa por espía al agregado aéreo soviético, que cayo en una trampa del FBI

Francisco G. Basterra

El coronel Vladimir Izmalayov, agregado aéreo de la Embajada soviética en Washington, tendrá que regresar a Moscú después de haber sido detenido, en la noche del jueves, recogiendo documentos secretos en un bosque a las afueras de Washington, en una trampa tendida por el FBI. Se trata de un importante éxito del contraespionaje norteamericano en esta guerra de espías que últimamente no parecía estar ganando Washington.

Izmalayov era una "gran ballena", afirmó ayer el FBI, que explicó que el agente soviético estaba interesado sobre todo en información sobre la guerra de las galaxias; la tecnología stealth, para hacer a los aviones invisibles al radar enemigo, y el programa de misiles de crucero.La detención de Izmalayov se produjo sólo horas después de que el presidente Ronald Reagan respondiera positivamente a las últimas propuestas soviéticas sobre reducción de armas nucleares, en un intento de crear un ambiente positivo que permita una cumbre entre las dos superpotencias. El caso del agregado aéreo es también un regalo envenenado para el nuevo embajador soviético en Estados, Unidos, Yud Dubinin (hasta hace poco, embajador en Madrid), que se encuentra en Moscú recibiendo) las últimas instrucciones de Gorbachov y que el lunes presentará a Reagan sus cartas credenciales.

El incidente no afectará las relaciones bilaterales, afirmó ayer el Departamento de Estado, que aseguró que la captura de Izmalayov "no justifica" eventuales represalias de la URSS contra algún diplomático norteamericano.

Fuentes de la Inteligencia norteamericana confirmaron también ayer que el responsable del KGB (Comité Estatal de Seguridad) soviético para el norte de África, Oleg Agraniants, se ha pasado a Occidente con los nombres, de todos los agentes del espionaje soviético en Argelia, Túnez, Marruecos y Libia. Agraniants, que operaba desde la Embajada soviética en Túnez, se encuentra en EE UU desde hace un mes. "No creemos que sea un agente doble", dijo un funcionario norteamericano recordando el caso de Vitali Yurchenko, presentado por la CIA como un importante desertor, pero que posteriormente eligió regresar a Moscú.

Izmalayov, de 43 años, fue engañado durante un año por un oficial de la Fuerza Aérea norteamericana, que también trabajaba para el Buró Federal de Investigación (FBI) y que le fue proporcionando documentos secretos, algunos de ellos reales, hasta lograr su confianza. El interés del militar soviético por lo que iba logrando y lo que su contacto le prometía era tan grande que pagó 41.000 dólares a su fuente (casi seis millones de pesetas). El FBI explotó ayer el éxito en una conferencia de prensa, en la que mostró toda la parafernalia de sofisticados aparatos fotográficos para copiar documentos que la propia agencia le había proporcionado a Izmalayov.

La carrera del agregado aéreo, que, según las autoridades norteamericanas, era uno de los jefes del GRU (la central de espionaje del Ejército soviético) en la Embajada, acabó cuando Izmalayov retiraba valiosos documentos del pie de un árbol. Por ese paquete pensaba pagar 20.000 dólares. Izmalayov fue esposado y conducido al FBI, que se puso en contacto con el Departamento de Estado, que ordenó su devolución a la Embajada, dado su inmunidad diplomática, que impide su procesamiento en este país. El diplomático soviético ha sido declarado "persona non grata" y enviado a Moscú.

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