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María Kodama: "A Borges y a mí nos acercó una misma pasión"

María Kodama conoció a Borges -así se refiere a él: "Borges"- a los 12 años, cuando se lo presentaron unos amigos de su padre, y dos años después les unió un común interés por el inglés antiguo. "Nos acercó una misma pasión". María Kodama es una mujer distinta, sin duda, y no sólo porque en ella se intuyen orígenes muy distantes entre sí."La he visto siempre como alguien que viene de otro planeta", dice el escritor Héctor Bianchiotti; es "como el pudor encarnado". La viuda de Jorge Luis Borges sólo tiene el proyecto claro de escribir. "Nunca tengo idea de lo que voy a hacer. Vivo". Borges recibirá hoy sepultura en Ginebra.

María Kodama creció en Buenos Aires con un claro sentimiento de soledad cultural: no podía compartir con nadie la pasión por la épica que le transmitía su padre, un químico japonés descendiente de una familia de samurais. "Borges admiraba la épica, que veía al modo occidental, y yo no llegué a él con la veneración hacia el maestro, el hombre famoso, sino porque nos acercó una misma pasión". El padre murió. La madre de María Kodama, de ascendencia alemana y española, vive en Estados Unidos. No tiene hermanos.Tiene muchos amigos, sobre todo en Buenos Aires. Aunque "de todo tipo", muchos de ellos son ex alumnos de cuando enseñaba literatura española y latinoamericana en la universidad. Luego, al hacerse la ayuda a Borges más necesaría y sus viajes más frecuentes, se convirtió en profesora de español de japoneses de la Embajada en Buenos Aires y de ejecutivos de empresas de aquel país. Japón parece atraerla con fuerza. Llegó a trabajar de cinco de la mañana a once de la noche, tres días a la semana, para quedar disponible el resto.

Le gusta trabajar, dice, disfruta con ello incluso, pero advierte inmediatamente: "Soy una hedonista". Esa afirmación sorprende a quien, a la vista de su biografía y alguna conversación anterior, ha intuido que la ética tiene un espacio enorme en esta mujer más delgada que menuda.

"Es que la ética no se contrapone al hedonismo", concede y precisa. Ella se fue a los 16 años a vivir sola a un apartamento en Buenos Aires, y sus amigos no entendían que quisiese siempre regresar a casa con una disciplina de guerrero y una puntualidad de internado.

"La gente tiende a confundir libertad con libertinaje y a concebir como opuestos el sentido ético y el hedonismo, y no lo son", dice. Ocurre que "la ética es una de las formas del placer".

Escribir es placer

Sólo contó con el apoyo de su padre, cuando se fue a vivir sola, en una decisión revolucionaria en aquel Buenos Aires y a los 16 años. ¿Cuántos tiene ahora? No lo dice. ¿Es coquetería o sentido de la privacidad? "Sentido de la privacidad". Hay quien dice que tiene 35 años, otros que 41.María Kodama escribe cuentos. Héctor Bianchiotti, que además de escritor es lector profesional en Gallimard, leyó en su día algunos de ellos y la animó a seguir. En conversación anterior no se ha atrevido a describirlos. "No puedo decir que sean fantásticos", vacila, recordarían quizá a algunos cuentos orientales...". "En cualquier caso, es una prosa muy distinta a la de Borges", concluye.

El único proyecto

Ella lo reconoce sin aspavientos: escribe, y de hecho es el único proyecto definido en su futuro, escribir. Lo que ocurre es que "escribir es sólo placer", considera, "y yo no puedo vivir con sólo placer".Ha terminado un volumen sin proyecto muy concreto de publicación, y trabaja en lo que se llamará Homenaje a 12 pintores. Uno de ellos, Münch, y en particular, su cuadro de imposible olvido, El grito. ¿Acaso valora más lo que cuesta esfuerzo? "No es la carga. Es sentir que uno se va desprendiendo de lastres, y va hacia arriba, arriba...".

En la conversación con María Kodama se van hallando puntos de encuentro con Borges, y alguno de desencuentro. Además de gustos evidentes compartían el amor por lo que permite "la apertura del hombre" y marginaban "todo lo que es rótulo, todo lo que limita y empobrece".

Estudiaban juntos el anglosajón y el islandés, y se reían a dúo de ciertas críticas, sobre todo de las hechas a partir del psicoanálisis. Borges pensaba, y Kodama lo cita como si estuviera de acuerdo, que el psicoanálisis mata la magia" y trivializa al hombre. Un desencuentro se producía en García Lorca, que a Borges no le gustaba, es sabido, y a María Kodama le entusiasma.

El entierro

Borges compartirá ahora con García Lorca y Cervantes el ser los únicos autores en español cuyas obras completas figuran en la colección La Pléiade. A esa edición consagró en Ginebra sus últimos esfuerzos, dejando apenas algún inédito: Offa, por ejemplo, una prosa poética al estilo de Los conjurados.María Kodama niega ser una experta en la obra de Borges. "Sólo le leo por hedonismo", dice.

Jorge Luis Borges será enterrado hoy a primera hora de la tarde al pie de una conífera que se llama Iff, de simbólico sonido. El lugar de la tumba de Borges ya ha sido elegido en el cementerio ginebrino de Plainpalais, en el que descansan los restos de un centenar de héroes de la historia suiza, entre ellos Calvino y algún visitante notable, como el músico argentino Ginasterra.

La ceremonia del funeral, ecuménico, será oficíada previamente por un sacerdote católico y un pastor protestante -las dos religiones de la familia de Borges- en la catedral de Saint-Pierre, un gigantesco edificio gótico con añadidos, encaramado en lo alto de la ciudad vieja y que domina la ciudad.

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