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Destituidos los responsables de la central de Chernobil por incompetentes, irresponsables e indisciplinados

Pilar Bonet

El director y el ingeniero jefe de la central nuclear de Chernobil han sido destituidos por incompetencia, irresponsabilidad y falta de disciplina, en tanto que otros directivos de la central accidentada el 26 de abril se encuentran todavía escondidos tras haber emprendido la huida después del siniestro, según informaba ayer el periódico Pravda. El órgano del partido comunista, en una información que comenzaba en la primera página, criticaba ayer abiertamente a los responsables directos de la central al informar de una reunión del partido en Kiev durante la cual tomó la palabra el nuevo director de la planta nuclear, E. Pozdyshev.

Hasta ahora, la Prensa soviética había criticado a tres funcionarios menores pertenecientes a una empresa de transportes (la luzhatomenergostroitrans) encargada de tareas de evacuación.Todas las responsabilidades personales mencionadas hasta el momento tienen que ver con las operaciones posteriores al accidente (organización de la evacuación y lucha contra las consecuencias del siniestro), pero no con el origen del mismo y sus causas, un tema sobre el cual sigue reinando el silencio).

Según Pravda, el anterior director de la central, V. Briujanov, y el ingeniero jefe, N. Fomin, "no supieron garantizar una dirección correcta y fuerte" ni "la debida disciplina". Ambos mostraron "falta de responsabilidad" y "desorganización" en la "difícil situación resultante del accidente". "No supieron", continuaba Pravda, "valorar lo sucedido y tomar las medidas esenciales para la organización del trabajo eficiente de todas las unidades durante la liquidación de las consecuencias del accidente".

La omisión del nombre del director de la central en los relatos sobre las operaciones de descontaminación y evacuación en Chernobil había llamado anteriormente la atención de los lectores atentos de la Prensa central soviética. En una ocasión, sin embargo, fue nombrada la esposa del director de la central, Valentina Briujanova, quien, según decía Izvestia el 8 de mayo, se encontraba entre los evacuados a la localidad de Razvazhen. Nada se decía entonces ni ahora del paradero del director.

Los medios de comunicación soviética insisten en el heroísmo de los equipos que trabajan en Chernobil, comenzando por los bomberos que hicieron frente al fuego de los primeros momentos. Los casos de absentismo y negligencia han sido calificados repetidamente de "excepciones". Con todo, a medida que pasan los días, las "excepciones" se amplían. Pravda señalaba ayer que "hasta ahora, una parte de los trabajadores de la central se encuentran huidos y que entre ellos están el jefe de turnos y especialistas encargados". El periódico no indica cuántos directivos de la central emprendieron las de Villadiego, pero explica que el vicedirector de la central, R. Solovev, dejó su puesto "en el momento más difícil" y los vicedirectores, I. Zarenko y V. Gundar, no mostraron la debida responsabilidad de acuerdo con sus obligaciones e hicieron poco para "aligerar las condiciones de trabajo y vida" de quienes trabajaban en la central. Por su parte, el comité del partido "podría haber hecho mucho más" y el comité sindical "se preocupó poco para fortalecer la disciplina y garantizar la seguridad de las condiciones de trabajo, vida y descanso de la gente". Hubo también críticas para el Komsomol (la organización juvenil del partido), una de cuyos dirigentes también emprendió la huida.

Un conductor de la empresa Iuzhatomenergostroitrans denunciaba, a su vez, el comportamiento del ingeniero A. Shapoval (ya criticado anteriormente), a quien había habido que sustituir en la operación de transporte de arcilla a un terreno situado a cinco kilómetros de la central. Desde el 28 de abril al 2 de mayo, un equipo estuvo transportando arcilla que era recogida por los helicópteros para ser lanzada sobre el reactor siniestrado. El equipo de trabajo tuvo que ser hospitalizado debido a la fuerte radiactividad que reinaba en la zona.

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La Prensa central sigue sin dar detalles del papel que desempeña el jefe del partido de Ucrania y miembro del Politburó, Vladimir Cherbitski, en las tareas de descontaminación. Algunos medios soviéticos piensan que podría ser destituido en la reunión plenaria del Comité Central que, como es habitual, precede a la reunión del Soviet Supremo de la URSS (Parlamento). La reunión del Soviet Supremo se producirá el próximo día 18 y la reunión del Comité Central debería celebrarse antes de esta fecha, es decir, hoy o mañana, o ambos días. Otros medios, sin embargo, señalan que la energía atómica y las centrales nucleares dependen de organismos centrales en Moscú y que, por tanto, la directiva del partido en la República no es responsable de los fallos que puedan suceder en este sector. En octubre de 1985 Cherbitski visitó la central nuclear cercana a Energodar (en la región ucraniana de Zaporoshe). En aquella ocasión, el dirigente se dirigió a los empleados de la central para referirse a los problemas que retrasaban la construcción de un nuevo bloque de 1.000 megavatios. El dirigente mencionó los retrasos en el suministro de equipo y los fallos en los organismos de planificación a la hora de facilitar un programa de compras de equipo y de contratación de personal.

En marzo de este año, la revista Literaturnaia Ukran¡a, publicó un extenso artículo exponiendo las deficiencias encontradas en la central. El artículo denunciaba falta de disciplina, falta de suministro de equipo y materiales de construcción, de coordinación y de calidad en la construcción del quinto bloque de la central de Chernobil. En Ucrania, una de las repúblicas más industrializadas de la URSS, había a finales de 1985 una capacidad de energía nuclear instalada equivalente a 8.880 megavatios, de los cuales 4.000 correspondían a Chernobil. Las autoridades soviéticas confían en poder poner en marcha los reactores 1 y 2 de Chernobil (el siniestrado fue el número 4) el próximo otoño y en terminar las tareas de descontaminación a finales de este año.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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