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El valor de los acuerdos SALT

THE WASHINGTON POSTUna corriente dentro de la Administración Reagan considera que el control de armamentos es un soporte imperfecto de la seguridad de Estados Unidos, pero que es válido, tanto política como estratégicamente, tratar de fortalecerlo. A otra corriente le parece una amenaza para la seguridad norteamericana, porque el Kremlln puede hacer trampa y porque el proceso de control de armamentos invita a los soviéticos a aprovecharse de las esperanzas norteamericanas de distensión y por ello evita que Estados Unidos lleve a cabo lo que debiera hacer en defensa. El mando civil del Pentágono representa esta segunda tendencia y, en la continuada batalla interna, acaba de ganar un tanto muy importante. No se trata de una derrota absoluta para aquéllos que aceptan el control de armamentos como una iniciativa válida y como un elemento clave en unas relaciones maduras entre la Unión Soviética y Estados Unidos, pero supone para ellos un duro paso atrás.El campo de batalla son los acuerdos SALT-II, sobre limitación de armamentos estratégicos, negociados por Carter pero nunca ratificados. El candidato Reagan los denunció, pero el presidente Reagan decidió no acabar con ellos al considerar que eran útiles, ya que habían exigido que los rusos desmantelaran grandes cantidades de armas para mantenerse dentro de los límites, y, en cierto sentido, inocuos, pues no habían impedido que EEUU continuara con ninguno de sus programas estratégicos necesarios. Pero la sola idea de los SALT ofende a algunos representantes del sector duro. Los argumentos sobre los engaños por parte de Moscú, el continuo incremento de sus efectivos y el obtruccionismo en Ginebra, son comunes en su ataque.( ... )

31 de mayo

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