Chick Corea, tras el reposo
Después de una larga temporada de reposo acústico. Chick Corea ha vuelto a las andadas electrónicas. La imagen de piano de cola solo en el escenario o acompañado por un vibráfono, un cuarteto dé cuerda o una sobria batería contrastaba con el aparatoso despliegue de instrumentos y lucecitas que aguardaban junto al público la aparición de los músicos. Corea ha retomado la línea que abandonara poco después de Return to for Ever.A los años transcurridos, la sabiduría acumulada y la evolución del propio entorno musical, se añaden los innumerables, adelantos técnicos. Simplemente el hecho de que los sintetizadores tengan sensibilidad en la pulsación ha añadido una dimensión humana al, hasta ahora, riquísimo en sonidos, pero pobre en dinámica, campo de la electrónica. Por otro lado, las posibilidades de la intercomunicación entre instrumentos digitales (sistema Midi) permite recrear en directo un universo sonoro antes imposible de imaginar fuera del estudio.
Chick Corea Elektric Band
Pabellón de Deportes del Real Madrid. Madrid, 23 de mayo.
Corea mantiene las claves armónico-melódicas y formales de aquel estilo de entonces y sustancialmente es en el terreno rítmico donde más ha profundizado. Sin salirse del ritmo cuadrado (cuatro por cuatro), la complejidad de la acentuación y de la tímbrica confieren un relieve y un peso al ritmo de carácter casi tangible. El concierto fue sorprendente no sólo por el virtuosismo individual y conjunto, sino también por la limpieza, claridad y calidad en la ejecución de los temas.
La categoría de Chick Corea se resume en la especial forma de utilizar un recurso tan frecuente, como hacer cantar al público: sobre cuatro acordes de flamenco, los motivos melódicos de cuatro o cinco notas evidenciaban lo sencillo y lo difícil que es ser genial componiendo.
Eso sí, el público se mereció un diez en semejante ejercicio de entonación.
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