Juan Pablo II anticipa a los obispos italianos parte de su nueva encíclica
"La cuestión ética es cada día el problema más central de nuestro tiempo", dijo el martes Juan Pablo II en un importante discurso a la Conferencia Episcopal Italiana, en el cual, según algunos observadores, el papa Wojtyla ha anticipado algunos conceptos de su quinta encíclica, que será publicada el próximo día 30 de este mes. El discurso a los obispos italianos era muy esperado tras la polémica de las últimas semanas en el seno de la Acción Católica, que se mantiene de inspiración montiniana y con la que el Papa había sido muy duro, llegando a bloquear el documento final de su congreso.
En realidad el Papa recalcó uno de los temas bases de su pontificado; que la fe hay que vivirla como desafío frente al mundo y como confrontación directa con la sociedad. Al papa Wojtyla no le gustan las componendas con la historia; prefiere un espíritu de batalla. Y así les dijo a los obispos italianos que "es necesaria una movilización de las fuerzas sanas de la nación para poner un dique a los empujones autodestructivos que la amenazan", exhortándoles a "encarar la confrontación con el mundo" y recordándoles al mismo tiempo que "la herencia sagrada del anuncio del Evangelio es la respuesta definitiva a todas las carencias, inquietudes y pobreza del mundo contemporáneo".
Según el Papa, la herencia sagrada del Evangelio constituye "el contraste de la Iglesia con el mundo, porque el mundo no puede recibir el espíritu de verdad porque no lo ve ni lo conoce". Y es aquí donde aparece, según el Papa, "la explicación más radical de las situaciones de agnosticismo, de secularismo y hasta de ateísmo de los que, con motivaciones distintas, están impregna ndo el mundo contemporáneo".
Enfrentarse al mundo
Recordando el tema del Espíritu Santo, que será el de su próxima encíclica, el Papa dijo a los obispos que ya en el cenáculo, el día de Pentecostés, el Espíritu Santo empujó a la primera pequeña comunidad apostólica "a encarar la confrontación con el mundo", y añadió que las palabras de Pedro son "definitivas y solemnes" cuando afirma que Cristo es la piedra angular que han descartado los constructores del mundo; y ha concluido: "En ningún otro fuera de Él existe salvación alguna".El papa Wojtyla les recordó por fin a los obispos que Cristo no había nunca ocultado a los apóstoles su contraste frente al mundo". Se ha tratado de una velada crítica a los obispos de este país, considerados por el papa Wojtyla demasiado blandos y dialogantes con los no creyentes, acostumbrados como han estado desde siempre más al diálogo que a la confrontación directa con cuantos viven al margen de la Iglesia.
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