Frustración por la actitud española
Entre las autoridades de Perú existe una mal disimulada frustración por el escaso interés demostrado hasta ahora por España en el proceso de transformación que lleva a cabo su país. Con la llegada a la presidencia de un hombre personal e ideológicamente ligado al Gobierno español se esperaba una relación especial entre los dos países. Sin embargo, el malestar causado por la ausencia de Felipe González del acto de toma de posesión de García el 28 de julio -la falta de una explicación razonable hizo vivir al anterior- embajador español lo que él mismo calificó en privado como el peor momento de su carrera- no se ha compensado todavía por la visita a Lima de alguna delegación oficial.Felipe González y Alan García sólo mantuvieron una conversación telefónica cuando el presidente peruano pasé por Madrid en noviembre pasado, procedente de Roma. La convocatoria de elecciones anticipadas en España impedirá también que, tanto Felipe González como otros dirigentes del PSOE, puedan ir a Lima para el congreso de la Internacional Socialista, que se inaugura precisamente el 22 de junio. García viajará el mes próximo a Francia e Italia.
La política de España ha estado concentrada en exigir el pago de la deuda externa contratada por el Gobierno peruano, que asciende a 200 millones de dólares (unos 28.000 millones de pesetas).
