Jorge Luis Borges
escritor argentino de 87 años, despidió ayer a su veterana ama de llaves, Epifanía Úbeda, primera víctima de la nueva situación civil de Borges, que se casó el 26 de abril con su secretaria, María Kodama, de 41 años. Fanny,que llevaba treinta años al frente de la casa que tiene Borges en la calle bonaerense de Máipú, está "muy dolida", pero no ha habido más remedio: Borges y su nueva esposa residen en Ginebra y los cuidados de Fanny ya no son precisos para atender al hombre que escribió la Historia universal de la infamia. El dolor no le ha impedido a la atribulada ama de llaves alegrarse por el nuevo estado de Borges, que ya estuvo casado fugazmente. En contra de la imagen de eterno soltero del escritor, éste se casó en 1967, poco después de la muerte de su madre, Leonor, con Elsa Astete; el matrimonio vivió una tormentosa historia que culminó con la separación definitiva tres años más tarde. Borges abandonó el domicilio conyugal llevándose sólo la Enciclopedia Británica. Aquel episodio, sobre el que el escritor siempre ha pasado de puntillas, tiene hoy sus secuelas. Según la abogada Haydée -Autonini el casamiento carece de validez en Argentina, porque Borges y Elsa Astete acordaron "un divorcio vincular", que significa "la separación de cuerpos y bienes, pero sin posibilidad de volver a casarse". O sea, que Borges y Kodama han contraído "un aparente matrimonio", según una nueva legislación argentina que establece que quien conviva durante años con un divorciado tiene derecho a su pensión.
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