La imagen electrónica, admitida como obra, de arte en los museos españoles
John Sanborn inauguró el Vídeo Fórum Internacional del MEAC
El Museo Español de Arte Contemporáneo de Madrid (MEAC) celebró, entre el martes y el viernes de la semana pasada, el primer Vídeo Fórum Internacional, con una exposición antológica de la obra de la pareja estadounidense John Sanborn y Mary Perillo. Al mismo tiempo, con la colaboración del Ministerio de Cultura y la sociedad Telson, se realizó un seminario sobre el uso de generadores de efectos digitales. Con este Vídeo Fórum, que se celebrará mensualmente, puede decirse que la imagen electrónica ha sido admitida definitivamente en los museos españoles.
El MEAC se ha anticipado en unos días al Centro de Arte Reina Sofía en crear una actividad regular sobre el vídeo como nueva forma de expresión artística, la más joven de las artes, cuyos pioneros fueron el coreano Nam June Paik y el alemán Wolf Vostell.Vostell, que reside en Malpartida (Cáceres), es el primero que incorpora a sus creaciones artísticas la manipulación de señales de televisión, en 1958. Paik es el primero en utilizar con fines artísticos una cinta de video -la grabación, el 4 de noviembre de 1965, de la visita del papa Juan XXIII a Nueva York- con uno de los primeros equipos portátiles de vídeo fabricados por Sony. Hasta entonces, la tecnología y el lenguaje del vídeo fueron patrimonio exclusivo de la televisión, que casi nunca lo utiliza con finalidades artísticas, a pesar de que el primer magnetoscopio de la historia -aparato que permite la producción y lectura de imágenes electrónicas-, el AVR-1000, de la firma estadounidense Ampex, ya estaba listo en 1956.
El vídeo entró muy pronto en los museos: el primero que le otorga un certificado de arte es el neoyorquino Museum of Modern Art (MOMA), que exhibe la obra Nixon tape, de Paik, en 1.968; y el primero que crea una sección permanente de vídeo es el Everson Museum of Art, de Syracusa, en 1971. Después vendrían otros numerosos museos de Estados Unidos y Europa, y la presentación de la imagen electrónica en los Documenta 5 de Kassel y en la Bienal de Venecia.
Hace ahora 10 años, el Institut Alemany, en Barcelona, organizó una de las primeras muestras en importancia sobre videoarte -Cataluña fue pionera en España-, a la que seguirían después los festivales de San Sebastián (1982-1984) y el de Madrid (1984), que se celebró en la sede del Círculo de Bellas Artes. Pero hay que considerar ahora al MEAC como el primer museo español en emprender una actividad regular con periodicidad mensual.
El MEAC ya había dedicado uno de sus departamentos, hace dos años, a la fotografía y el vídeo con algunas actividades esporádicas. Aurelio Torrente, director del museo, destacó la coincidencia de la antológica de John Sanborn y de su compañera Mary Perillo con la exposición de Monet.
Los organizadores acertaron en elegir al artista Saríborri para inaugurar el Video Fórum por dos razones: los trabajos de este autor, en muchos casos vídeos musicales -no videoclips-, son a pequeña escala un compendio de la historia del videoarte (aunque Sanborn aborrece esta expresión) y, en segundo lugar, son cintas de fácil y agradable lectura, propias de un autor que no se distingue precisamente por reflejar en ellas preocupaciones de índole intelectual o social, territorios en que suelen explayarse numerosos creadores. El caso es que la sala del museo registró en todas las sesiones un respetable lleno de público joven.
Un compendio del vídeo
Sus primeras obras están muy próximas al estilo de los pioneros, entre la performance o actuación, la influencia de movimientos conceptuales y la fascinación por trucos elementales; a ellas pertenece esa propuesta de equívocos y percepcíones ambiguas en torno a unas pantallas de televisores que plantea al espectador en Collected monitor works (1976). En la serie Interpolation, especialmente en Entropy (1978), realizada con su antigua compañera Kit Fitzgerald, se revela como un maestro consumado del montaje mediante la rápida fragmentación de los planos.
Olympic fragments, una cinta de 1980 sobre los Juegos Olímpicos de Invierno de Lake Placid, anuncia ya una tercera fase en sus creaciones: la edición electrónica y la apancion de los primeros efectos propiamente dichos, que se extiende en 1981 a la búsqueda de una simbiosis, un diálogo cruzado entre música e imagen en sus colaboraciones con compositores, especialmente con Robert Ashley en Perfect lives, una de sus mejores obras, iniciada en 1981 y que terminaría en 1983, en siete episodios de media hora cada uno. Fue emitido por el Canal 4 de la televisión comercial británica (ITV) y se emitirá este verano por la televisión austriaca (ORF).
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