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Tribuna:LA ELIPSE
Tribuna
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5 lunes

La abstención va a ser el escape de la formidable y espantosa máquina, electoral, como la radiactividad errática del escape de Chernobil. Los políticos, los, científicos y otros conductores, de la Historia (que no necesita. conductor, porque no va a ninguna parte) procuran cerrar herméticamente sus sistemas, pero siempre hay un escape de votos, una nube viajera de gente que se abstiene, como siempre hay una radiactividad escapadiza que no quiere jugar el juego. Einstein fue el primero en detectar el salto irracional de la materia, el mutante imprevisible. El mismo, Einstein,era un mutante genial de la especie. Gracias a nuestros fallos somos hombres. Por nuestros fallos nos conoceréis. Nuestra psocialdemocracia lo tiene todo atado y bien maniatado para ganar las elecciones, y las ganará, pero se duele en las encuestas de un escape incontrolado de abstencionistas que no sienten curiosidad por ver lo que se esconde dentrodel puño ni por oler el perfume ugetista de la rosa. Sor los que pasan. No es que no crean en los farriosos cien años de honradez: es que no les interesa ninguna cosa que dure tantos años. En mis sofémasas particulares me salen tres abstencionistas tipo, a saber: la señora bien marquesa o no, que tuvo de recoger pelotas a Santana y de chico de los bastones a Seve, y desiste de ponerle los cuernos a Franco con Fraga. El izquierdista de izquierdas que se casó con una compañera, en la resistencia mediante anillo de plomo, como los lagartos de Lorca, y sigue fiel al plomo, ya que no a la compañera. El adolescente eterno que ha desertado de la Historia por las historietas. el viaje el tocata. la famata, el globo y el paro: no se sabe si está parado porque,no existe o si, para existir, espera a tener un empleo. Ni Fraga ni Felipe ni Gerardo han imaginado nada imaginativo para esa gente. La abstención es nuestro Chernobil.

7 miércoles

De cara a las generales, la Plataforma independiente es una mi metización formal de otras plataformas. Los independientes de ahora mismo son los jóvenes lobos esteparios de la derecha, pero en viejos. Buscan la coordinación del centro consigo mismo y de la derecha con la derecha. Van de trajes completos, barbas blancas y liberales, barbas entre canas y empresariales, cabelleras albas, eucarísticas, calvas místicas a lo San Juan de la Cruz de las finanzas, y gafas deslizadas hasta la punta de la nariz para mirar por encima de las dioptrías el cruento pulso que se están echando a sí mismos el puño y la rosa. (Digo a sí mismos porque otros interlocutores válidos no hay, como me comentaba anoche Julián Ariza, en un cubata, salvo Rosa León, que da un en trañable recital progre; Charo López, que ha roto con el "sal mantino luto", o Massiel, que saca un redondo adulto ahora que en la Euro triunfan las pe queñitas y Herralde reactualiza a Lolita/Nabokov.) El presi de los independentistas es Rafael Pérez Escolar, que acusa veladamente a Fraga de personalismo. La ética estética de Fernando Chueca, la mística patronal de Segurado y el buen hacer/decir de Jiménez Blanco, a quien conocí una vez en Nueva York, garantizan la seriedad/inanidad de esta nueva derecha vieja, que no es sino otra moto sin ruedas pedaleada por los mismos hacia ninguna parte. En otro cubata, Juan Marichal y la legendaria Solita Salinas, expectantes ante tanta cosa como acontece en España. Y, del exilio a la postmodernidad, Natacha de Santis, que está algo así como en la acracia de oro. Lo anotaba yo aquí el lunes: la oferta política es reducida y se deja mucha España fuera. Los independientes son otra flotilla pesquera electoral que se perderá en cualquier Estrecho.

9 viernes

Fernando Pessoa: El regreso de los dioses. Seix/Barral. El libro que Pessoa nunca escribió. Lo ha recopilado Ángel Crespo y es algo así como el corpus filosófico del genial poeta portugués, del universal artista, del sútilísimo reaccionario.

10 sábado

La melena rubia, el alma blanquísima,como un cutis, la sonrisa buena, la voz dulce, íntima, rememorativa de la rememoria. Rosa León en el Alcalá/Palace. Recital progre para una progresía de vuelta, a la que la propia Rosa llamó "carroza", con una palabra que ya se ha quedado carroza. Clima populado y contestatario sobre el que ha pasado la cuchilla refrescante del tiempo, la hoz nocturna y piadosa del desencanto. Rosa, de romántica adorable, en negro y rubio. Un viaje hacia atrás, a través de la nostalgia todavía sangrante de luz, un viaje filmado por la cámara aérea y armoniosa, como un planeta, de la televisión. Desde las canciones/ protesta de ayer mismo al danzón colonial de María Dolores Pradera o el racialismo con arrastre de Massiel, hasta llegar al "Yo te diré..." de Los últimos de Filipinas, todo el temblor perfumante de los 40 orquestado por un músico ruso que compuso la canción en una borrachera de Chicote. Adunaciones geológicas de la nostalgia, siempre de la mano infantil y blanca de Rosa León, que puede decir las cosas más atroces, como Carmela, sin perder los azúcares domésticos de provinciana madrileña. La progre que fue, la mujer que es, comprendiéndose y compadeciéndose la una a la otra, pero tampoco mucho. Rosa León, la progresía vuelta a sus orígenes románticos, la adolescente que vuelve a serlo por una noche, gracias a la ordalía del segundo cerebro, toda una épica generacional que se ha quedado intimista: Rosa León.

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