Corrupción del paladar

Por fin compruebo, tras leer el artículo de Vázquez Montalbán en EL PAÍS del pasado día 5 de mayo, que hay alguien más que piensa como yo.Desde hace un tiempo llevo, viendo la campaña de publicidad que una marca usamericana de bebidas gaseosas, inventada por un farmacéutico para más señas, está haciendo con la intención de influir sobre la población española (especialmente, los jóvenes) para que se consuma como acompañamiento, pretendidamente ideal para todos los jóvenes, con alimentos tan españoles y culturalmente autóctonos como la tortilla de patata o la paella.

La campaña me parece no sólo una corrupción del paladar, como se dice en el artículo, sino un atentado (como tantas cosas del Estado creador de la bebida) contra la entidad cultural de cualquiera que deguste algún plato de las diversas comunidades autónomas. El mensaje publicitario que emite me parece algo así como querer quitarnos. algo de nosotros mismos (el vino o la cerveza, aunque más el primero que la segunda) e intentar homogeneizarnos a su American way life. Esta pretensión sería algo así cómo querer demostrar que lo mejor que acompaña al lacón con grelos o al cocido es un buen chocolatito caliente.

Por todas estas razones, quisiera sugerir que, en el caso de que no hubiera vino o cerveza, se bebiera .agua y decir a todos los que comparten mi opinión simplemente esto: salud.- Miguel Ángel Pérez Ureña.