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LOS VENCEDORES DE TOKIO

La incorporación de Italia al 'grupo de los cinco', regalo para los 1.000 días de Craxi

Juan Arias

La entrada de Italia, aunque haya sido por la puerta chica, en el grupo de los cinco, encargado de supervisar la marcha de la economía internacional -incorporación que se ha concretado en la cumbre de los siete celebrada en Tokio- ha supuesto un auténtico regalo para el Gobierno de coalición que preside el socialista Bettino Craxi, que cumplió recientemente sus primeros 1.000 días. Durante muchos, demasiados años, Italia -donde la noticia se ha recibido con honda satisfacción- se acostumbró a ser en Europa una especie de rueda de repuesto.

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El grupo de los cinco estaba integrado, hasta la reunión de Tokio, por Estados Unidos, Japón, Reino Unido, Francia y la República Federal de Alemania. Ahora cuenta también con los otros dos países que participan en las cumbres de los siete: Italia y Canadá. El grupo ampliado ha pasado a convertirse en un supergobierno, formado por los ministros de Finanzas y los gobernadores de los bancos centrales de los siete paises miembros.Salto cualitativo

Este reconocimiento internacional le llega a Italia, además, en el momento en que el primer Gobierno presidido por un socialista en la historia de la República ha superado todos los récords de estabilidad. En efecto, el Gabinete de Bettino Craxi superó, el pasado 25 de abril, los mil días de presencia ininterrumpida en Palazzo Chiggi, al frente de un Gobierno de coalición integrado, junto a los socialistas, por democristianos, socialdemócratas, republicanos y liberales.

Hay que reconocer que en estos mil días, al que hay que añadir los casi dos años anteriores, en los que fue primer ministro el republicano Giovanni Spadolini, el primer no democristiano que había llegado a la jefatura del Gobierno, es cuando Italia ha dado un salto cualitativo. Ha sido en estos años de ausencia democristiana en el Palazzo Chiggi y con la presencia del socialista Sandro Pertini en el Quirinal, sede de la presidencia de la República, cuando Italia ha ¡niciado su protagonismo y ha empezado a salir de un largó túnel de aislamiento internacional.

Italia es ya un país que cuenta entre los grandes, al que hay que escuchar. Es una voz importante en la política mediterránea y, por primera vez, ha sabido dar un puñetazo sobre la mesa para frenar la prepotencia norteamericana, que estaba acostumbrada a considerar a este país como una simple colonia del Imperio. Craxi ha, sabido enfrentarse políticamente varias veces en los últimos tiempos con el presidente norteamericano Ronald Reagan, para hacerle ver que Italia ha empezado a tener una política exterior autónoma o, por lo menos, no de simple subordinación política. En Tokio, ha hecho otro tanto con los líderes de los países europeos más ricos. El hecho ha agradado a toda la opinión pública, que no olvida que el nuevo camino de prestigio y de autonomía de Italia se lo había preparado ya a Craxi con sus viajes por el mundo el anciano Sandro Pertini, que hizo del Quirinal un punto importante de referencia política internacional.

Pero no ha sido sólo la política exterior lo que ha cambiado en estos últimos años en Italia. También de puertas adentro las cosas han cambiado profundamente. A pesar de tantos escándalos, de tantas disfunciones institucionales, de tantos poderes ocultos que siguen maniobrando dentro del poder, no cabe duda de que Italia ha experimentado profundos avances.

Por una parte, ha mejorado su economía. El milagro italiano sigue en pie hasta el punto que hoy la Bolsa de este país atrae a los inversores extranjeros. La inflación ha bajado por primera vez a un sólo dígito. Según pronósticos ofi-

ciales, este año será de un 5% y, por primera vez, los magos de la Banca de Italia. afirmado, pese a su proverbial prudencia, que ya no es un sueño poder alcanzar la inflación cero.

Ha aumentado notablemente la productividad, se han reducido drásticamente las huelgas y el absentismo y los tres sindicatos mayoritarios han recobrado su perdida unidad. Así, el último Primero de Mayo, por vez primera en muchos años, la CISIL, la CGIL y la UIL celebraron en todo el país actos de masas conjuntos.

Derrota del terrorismo

A esto hay que añadir que el terrorismo ha sido políticamente derrotado, tanto el de las Brigadas Rojas como el de la extrema derecha fascista. Basta con abrir los ojos para comprobarlo, con pasear por Roma el fin de semana y recordar los años de plorno, cuando la capital, a partir de las nueve de la noche, era un cementerio. Hoy, a las dos de la madrugada de un viernes o un sábado, el tráfico es como en pleno día.

A pesar de que muchos escándalos de tipo financiero y mafioso siguen en pie, no cabe duda que hoy, es más fácil que quien delinque: pague. En todos los ámbitos. Por vez primera, han ido a la cárcel políticos, magistrados, hombres de primera fila de las finanzas. En Florencia se prepara un proceso que sentará en el banquillo a numerosas personalidades de la nobleza por exportación ¡legal de divisas, y el gran genio del cine italiano, Franco Zeffirelli, acaba de ser condenado, por el mismo delito fiscal, a pagar 80 millones de pesetas y a un año de cárcel.

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