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TRAS EL DESASTRE NUCLEAR

Los investigadores del accidente de Chernobil culpan a los responsables de la central de no advertir la magnitud del siniestro

Pilar Bonet

Los máximos dirigentes de la investigación del accidente nuclear de Chernobil (Ucrania) culparon ayer a los responsables locales de la central siniestrada por no haber sabido evaluar a tiempo la magnitud del suceso, ocurrido, según dijeron, a la 1.23 (hora local) del sábado 26 de abril (23.30 del viernes 25, hora peninsular española). La situación en la zona de la central "se normaliza", dijeron, y el nivel de radiactividad en las zonas de Bielorrusia, Ucrania y Moldavia no "supera las normas de seguridad" soviéticas e internacionales.

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Pese a estas tranquilizadoras apreciaciones, las autoridades lo cales ucranianas aconsejaron no consumir verdura fresca y salir lo menos posible al aire libre. El número de hospitalizados es de 204, lo que supone un incremento sobre la primera cifra Oficial, que era de 197. De acuerdo con los datos facilitados ayer, pasaron 37 horas entre el accidente, que causó dos muertos, y la evacuación, de la población local. En la primera y multitudinaria conferencia de prensa mantenida por representantes sovieticos sobre el accidente -del que los me dios de comunicación comenzaron a informar en la noche del 28 de abril-, los responsables, de la comisión gubernamental especial mentes creada para el caso dijeron que el programa nuclear soviético continúa adelante. En dicha confe rencia, ningún corresponsal occi dental, salvo el representante del periódico del partido comunista de Estados Unidos, pudo formular preguntas.

"La energía nuclear en la URSS tiene muy buenas perspectivas", dijo el presidente del Comité Esta tal de la URSS para el Uso de la Energía Atómica, Andranik Petrosiants, quien señaló que su país "no puede y no debe" proceder a un freno de su "estrategia final".

"La energía atómica se desarro lla en todo el mundo a altos ritmos", dijo el presidente de la co misión investigadora, el vicepresi dente del Consejo de Ministro, Boris Shcherbina, quien concedió que tal vez haya que tomar medidas complementarias en el sentido de una "mayor seguridad" que no permita que "ninguna casualidad pueda producir una avería".

"Según resultados preliminares, la versión más probable es que hubo una explosión química", dijo Shcherbina, quien aseguró que el proyecto y la construcción de la central, así como el equipamiento recibido por la misma cumplían con todos los requisitos técnicos necesarios. Shcherbina se refirió a circunstancias difícilmente creíbles e imprevisibles", y dijo que la avería tuvo que ver con muchas cosas "no determinadas". La primera información que se obtuvo, señaló, no fue la que se logró directamente sobre el terreno. El jefe de la Comisión manifestó que los "trabajadores y dirigentes de la central no dieron la debida importancia a lo sucedido".

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Versión de 'Pravda'

La versión del accidente dada ayer por Pravda y corroborada por los altos funcionarios hace referencia a una explosión en la sala de máquinas, que hizo saltar, supuestamente, el techo de un reactor, produciendo un incendio con llamas de hasta 30 metros. Con el calor de esta explosión se produjo, al parecer, otro incendio interior en el reactor número 4. Si los bomberos, llamados con urgencia, pudieron ser eficaces ante la explosión y el incendio interior, la situación era más difícil en el interior de la central, puesto que no se podía usar allí ni agua ni sustancias químicas para apagar el fuego. "Sucedió lo que temían los cientificos: el reactor fue dañado", decía Pravda, que no aclaraba cómo se había apagado finalmente. "El informe no está concluido", afirmaba ayer Boris Shcherbina.

De los tres bloques restantes de la central de Chernobil, uno de ellos (el tercero), que se encontraba junto al reactor siniestrado, es objeto de una "concienzuda vigilancia técnica". Los otros dos están a punto de dar energía en cualquier momento, y todos ellos están en estado de "reserva de explotación". Los altos funcionarios señalaron que no había peligro de que se produjera una reacción en cadena en el bloque bajo vigilancia especial, pero sus palabras confirmaron que, efectivamente, dos reactores y no uno, como había mantenido la tesis soviética, fueron afectados por el accidente.

En cuanto a los niveles de radiactividad en los países vecinos de la URSS, que llegaron a ser cinco veces superiores a lo normal, los repre sentantes soviéticos aseguraron que no había peligro para la salud.

En Moscú, sin embargo, el vicepresidente del Comité de Hidrometría y preservación de la naturaleza, Yuri Sedunov, manifestaba que en Kiev la radiactividad alcanzó una ligera alza el 3 de mayo debido al cambio de la dirección del viento, que comenzó a soplar hacia el sur.

El volumen de radiactividad fue de 0,2 milirroetgen por hora, un volumen semejante que el experimentado en la ciudad bielorrusa de Gomel. En la capital de esta República, Minsk, no hubo "subidas apreciables".'En la misma central, el nivel de radiactividad alcanzó los 15 milirroetgen por hora, que según dijeron fue el valor máximo y se registró el 27 de abril.

Los altos funcionarios soviéticos, entre los que se encontraba el primer viceministro de Asuntos Exteriores, Anatoli Kovalev, rechazaron las acusaciones de no haber informado debidamente, y aprovecharon la ocasión para recordar el programa de desnuclearización total propuesto por Gorbachov, así como para acusar a EE UU y pasar revista a los accidentes nucleares norteamericanos en una sesión que dejó muchas preguntas por contestar sobre el accidente soviético.

Sobre la evacuación de la población local hay varias versiones que no acaban de coincidir. Según Shcherbina, ésta se realizó el 27 de abril, de las 14 a las 16.20. Según Pravda había comenzado ya el sábado por la mañana cuando lajefa de una e stación hidrométrica en la confluencia de los ríos Uzh y Pripriat detectó un nivel superior de radiación en el agua.

Según Pravda, la evacuación ha convertido a la ciudad de Pripiat, donde residían 25.000 personas entre trabajadores de la central en una localidad fantasma que los corresponsales del periódico aseguraban divisar durante un recorrido en helicóptero.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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