Miguel Ángel Gómez: "Los compositores son los que nos marcan"
Entrevista con el director de la Orquesta de RTVE y director asociado del teatro Nacional de la Zarzuela
El próximo 3 de mayo, Miguel Ángel Gómez Martínez realizará su presentación oficial como director musical asociado del teatro Lírico Nacional de la Zarzuela, "aunque llevo trabajando de puertas adentro cerca de un año". En este concierto, programado en el teatro Real, Gómez Martínez dirigirá La cambiale di matrimonio, de Rossini, y La muerte del obispo de Brindisi, una ópera-cantata de Gian Carlo Menotti. Miguel Ángel Gómez Martínez, actual director de la Orquesta de RTVE, estima compatibles ambas direcciones artísticas y tiene ya prevista la siguiente temporada de la Zarzuela.
El desparpajo es uno de los rasgos más evidentes de Miguel Ángel Gómez Martínez. Formado en Viena y con clara vocación precoz, "empecé a estudiar música a los cuatro años, por propia voluntad y en contra de la de mis padres". De memoria rápida, dotado de buen oído, según él mismo confiesa, y con una carrera más coherente que vertiginosa, Gómez Martínez evita convertirse en una especie de sabihondo de 36 años gracias a su acopio de naturalidad. Natural de Granada, su habitual frescura, más cercana al andalucismo de Lorca que al de Falla, le aleja de todo narcisismo. No obstante, no puede orillar que es ya un joven triunfador, que su esfuerzo ha dado resultado.Pese a las excelencias de la beca March, con la que estudió en Viena, él y su madre, concertista de piano -que le acompaña aún hoy con la fidelidad propia de una progenitora andaluza-, no se libraron de las vicisitudes de la bohemia. Ella al piano y él con el contrabajo, solían actuar en un restaurante vienés en compañía de un violinista húngaro gitano y un acordeonista yugoslavo. Su madre también siguió tocando después en un café-concierto de Lucerna durantes los comienzos de su carrera. "Entre el público había miembros de la Orquesta Filarmónica de Viena, que luego, curiosamente, estuvieron a mis órdenes", ríe ahora Gómez, encantado de que todo le haya salido tan bien. Y con él sonríe su madre, entre plácida y sufrida, arropada con un chal de ganchillo sobre los hombres que ha recorrido mucho mundo, pues ella sigue a su hijo sea a Chicago o a Suiza.
-Su gestión como titular de la Orquesta de RTVE terminará en 1987. ¿Ha logrado llevar a cabo las mejoras que se propuso al comienzo?
-Yo creo que nunca llegas a la meta, porque si llegas a esa meta quieres otra más. Cuando yo vine a la orquesta me propuse mejorar su nivel, que ya era alto. Hemos estado trabajando muy seriamente, con mucha paciencia por parte de todo el mundo y por parte de mí mismo, y hemos conseguido, sin duda, y eso cualquiera que no tenga los oídos cerrados lo puede comprobar, que sea una orquesta de primera categoría. Así lo ha confirmado la gira que hemos tenido por Suiza, que ha sido un triunfo absoluto. La mayoría de las críticas que hemos visto han sido de muy buenas hasta excelentes, e inlcuso nos han puesto como modelo para algunas orquestas suizas... Y una cosa que para mí es más importante que cualquier crítica, y es que nos han salido ofertas para volver a Suiza, para actuar en Alemania, y otras en Japón, Corea Y Taiwan. Yo quiero calidad, sencillamente calidad. Y la Orquesta de RTVE va ahora muy bien. No voy a decir que sea como la Filarmónica de Viena o de Berlín, pero mi meta es llegar a eso.
-Pero durante su período ha habido fricciones. Los miembros de la orquesta han tenido una serie de problemas laborales.
-Esos problemas laborales, no lo vamos a negar, han existido, pero eso se está arreglando. Hubo una sanción por parte de RTVE, y naturalmente eso duele y va a quedar ahí hasta que se cicatrice. Pero, al margen de los problemas laborales, en los que yo no me voy a meter, porque se suscitaron mientras yo estaba fuera, aunque es cierto que el concierto famoso que se suspendió lo tenía qe dirigir yo, lo que pido a TVE, y se lo estoy pidiendo continuamente, es que tenga más atención por su orquesta. A mi modo de ver, y según las opiniones de otras personas, una de las mejores cosas que funcionan en TVE es la orquesta. Incluso creo que la orquesta está poco representada en la programación, y así se lo he dicho recientemente al señor Calviño. Sólo se halla presente en el concierto del sábado a las doce menos cuarto de la noche. Y se dice que es el programa de menor audiencia... Claro, a esas horas qué se espera, y sobre todo habiendo cine a la misma hora... De todo eso he hablado con el señor Calviño y otras personas del Ente Público y dijeron que era razonable y que tratarían de hacer algo. Lo que pasa es que estas cosas siempre van un poco lentas y la coordinación entre la dirección general y la dirección musical de la Orquesta, digámoslo así, no es la ideal.
Cuestión de fechas
Satisfecho del avance de la orquesta, desea seguir al frente de ella después de 1987. Pero también quiere seguir en la Zarzuela, y ya tiene lista la programación de la próxima temporada. "Es cuestión de compatibilizar fechas. Cuando me hice cargo de la Zarzuela tuvo que ser como director asociado, porque tenía ya otros compromisos y dije: 'Haré lo que pueda'. Pero rascando fechas hemos podido montar estos dos títulos e incluso podía haber desaparecido lo de director asociado, pero ya estaba hecho", dice insaciable, dispuesto a dirigir todo lo que le echen.-Usted ha criticado el individualismo de las orquestas españolas, y de las latinas en general, que impide a sus miembros oírse entre ellos.
-Eso ya lo hemos arreglado a base de tocar mucho Mozart y a base de que, en los ensayos, el director de orquesta, sobre todo si era yo, no movía las manos. Y claro, la orquesta tiene que oírse... Otra cosa que ha mejorado ha sido la afinación. Y también estamos corrigiendo un defecto muy latino, el poco sonido de cuerda, que ahora empieza a sonar más y mejor.
-Algunos le alaban su fidelidad a la partitura, pero otros le reprochan falta de imaginación por ser tan escrupuloso.
-Yo he aprendido, desde los diez años, que los compositores son los que nos marcan. Esa es una de las enseñanzas básicas de Viena: si un compositor es tan genial como para escribir esas anotaciones maravillosa, cómo no iban a ser capaces de escribirlas para que todos se enteraran. En las partituras está escrito todo lo que tenemos que saber nosotros, sin añadir ni quitar.
-Pero ¿no siente en ocasiones tentaciones de recrear, de meter temperamento?
-Hace falta más imaginación para retener la propia personalidad que para sacarla, porque el propio temperamento lo tenemos muy a mano. Yo utilizo mi imaginación para componer, algo que hice y que ahora no hago por falta de tiempo.
-¿Sospecha que, en el fondo, es mejor director que compositor?
-Eso no lo sé. Desde luego, no me considero genial como reproductor. Ahora, yo no sé si una persona que es genial sabe o no que lo es. Ojalá lo fuera.
-Usted parece vivir sólo para la música. ¿Se considera un hombre unidimensional?
-No. La musica es lo primero, pero tengo otros intereses para los que saco tiempo. Me gusta leer, hacer fotografía, viajar y, sobre todo, conducir. Suelo ir a bastante velocidad, pero no me gustan las carreras de coches, porque es muy simple, los coches sólo van en un sentido. Me gusta arriesgarme, pero tranquilo; todos saben que no me salto las reglas de tráfico, que si hay que frenar hago el ruido que sea, pero no atropello a nadie.
Este cosmopolita que viaja a todas partes acompañado de su madre no tiene novia, aunque asegura que se ha enamorado algunas veces. El tema parece preocuparle. Por un lado, tener novia sería una complicación, "porque yo soy tradicional en este aspecto y creo que el matrimonio es algo de verdad, y la vida de familia de un músico es muy complicada". Pero tambien parece tener prevista ya la existencia de una hipotética novia "que puede surgir cualquier día, porque esto es algo que viene, que sucede, que cae", termina diciendo entre poético y esotérico.
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