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Punto muerto en Luxemburgo para la fijación de los precios agrícolas de la CE

Los ministros de Agricultura de la Comunidad Europea, reunidos ayer por tercer día consecutivo en Luxemburgo, fracasaron de nuevo en su intento de llegar a un acuerdo sobre la reducción de los excedentes agrícolas y la fijación de los precios de intervención para la campaña 1986-87, a pesar de los renovados signos de optimismo con que iniciaron la jornada.

François Guillaume, ministro francés de Agricultura, acusó el martes por la noche a sus colegas agrícolas de "falta de voluntad para llegar a un acuerdo, ya que no hay ningún argumento técnico que impida la conclusión de esta negociación". Guillaume, hasta hace pocas semanas dirigente del primer sindicato agrícola galo, aseguró que no sería extraño que los agricultores franceses reaccionaran "de manera brutal, de no tomarse una decisión a tiempo".El ministro francés apuntó que sus colegas desean pasar factura a Francia por las consecuencias del reciente reajuste del sistema monetario europeo y la introducción de los llamados montantes compensatorios monetarios, que Francia pretende suprimir. Tal supresión no podrá ser acometida mientras no haya una decisión sobre los precios agrícolas, en virtud de un acuerdo político de los doce.

El ministro galo había dedicado su particular recordatorio a España, afirmando no comprender las reticencias españolas sobre las propuestas de modificación del régimen de intervención de los cereales. Carlos Romero disculpó a su colega hablando de "la poca experiencia de algunos ministros".

A primeras horas de la tarde de ayer, sin embargo, el ministro alemán de Agricultura manifestaba divisar un principio de acuerdo en torno a los excedentes agrícolas y los precios de garantía para la próxima campaña.

Paralelamente, el martes por la noche el Secretario de Estado norteamericano, George Shultz, criticó el sistema de subvenciones agrícolas de la CE a los países miembros, señalando que "desorganizan completamente" el mercado mundial, actuando de obstáculo para la entrada de productos ajenos a la Comunidad.

Fondo Social

Por otra parte, el ministro de Trabajo, Joaquín Almunia, declaró ayer en Bruselas que "aspiramos a que nos aprueben todos los programas que presentamos para el Fondo Social Europeo", por valor de 79.000 millones de pesetas, asunto que será decidido por la Comisión Europea el próximo 30 de abril, informa Andrés Ortega. 50.000 millones de pesetas (en créditos de compromiso) del Fondo Social sería lo mínimo que podría tolerar España como atribución a sus proyectos en 1986.

Los ministros de Asuntos Sociales de los doce mantuvieron ayer una reunión informal en el curso de la cual el vicepresidente de la Comisión encargado de estas cuestiones, Manuel Marín, expuso la dificil situación del Fondo Social. El peso del pasado -los compromisos que aún no han vencido- representan ahora 2.832 millones de ECUs (unos 385.000 millones de pesetas), lo que unido a las dificultades presupuestarias de 1986, dificultan las operaciones del Fondo Social.

Marín propuso un programa en 3 años para suprimir el peso del pasado y unos fondos adicionales en 1986 -dentro del futuro presupuesto suplementario- de 500 millones de ECUs. Los países que más se benefician del Fondo apoyaron estas ideas. Los que no reciben prácticamente ayudas se mostraron más reticentes. Almunia recordó que la política de cohesión económica en la CE, a través de los fondos estructurales, debe ser una contrapartida a la apertura del mercado interno para los países con más dificultades.

Hoy se reune el Comité permanente del Empleo -ministros, Comisión, patronos y sindicatos- para discutir una propuesta de programa de acción de empleo a nivel local. La propuesta prevé la realización de doce proyectos pilotos, uno por cada país.

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