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La huelga de la gasolina

DIARIO 16Desde que el pasado viernes la Confederación Española de Estaciones de Servicio publicó una nota en la que recomendaba que los ciudadanos se proveyesen del preciado combustible para sus automóviles, se ha vivido una especie de psicosis colectiva para conseguir unos litros del valioso, líquido, como si hubiera que evitar alguna especie de síndrome de abstinencia. ( ... ).Las razones de esta huelga -convocada por UGT, CC OO y la Federación de Trabajadores Independientes- son peculiares: los trabajadores no piden mejoras, sino, sencillamente, un horizonte para la compañía; una compañía que ha dejado ya de iure de ser monopolio y que dejará en breve de serlo de facto -en 1990 se llegará a la liberalización total del sector-, y que debe reestructurarse internamente para poder competir con las multinacionales que aquí se instalen en plano de igualdad. En resumidas cuentas, los sindicatos exigen a la empresa el cumplimiento de los protocolos de Campsa de 1983 y 1985, de la ley de reordenación del sector y de la ley de adaptación del monopolio de petróleo. (...)

Evidentemente, la reestructuración de la nueva Campsa para que pueda competir en 1990 con las multinacionales del sector no es tan sencilla. Pero aunque así sea, la dirección de la empresa debe dar respuestas a una plantilla que, al cabo, pretende la misma cosa: la supervivencia de la propia empresa. Nunca hubo, en este sentido, una huelga más evitable.

, 21 de abril

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