Los 'doce' acuerdan sanciones diplomáticas míminas contra Libia y rechazan represalias económicas
ENVIADO ESPECIAL Los ministros de Asuntos Exteriores de los doce, reunidos ayer en Luxemburgo, crearon, teóricamente hablando, una frontera común contra los terroristas libios. Cualquier ciudadano libio implicado en actividades terroristas expulsado de un país de la Comunidad Europea (CE) no podrá entrar en otro país de la misma. Esta es prácticamente la única novedad (que, además, ya se ponía en práctica) de las medidas acordadas por los doce respecto a las pactadas en La Haya hace siete días, horas antes del ataque norteamericano contra Libia. Esta vez no hubo ni comunicados ni textos escritos. Tampoco palabras de condena hacia EE UU. Se adoptaron medidas con un fuerte carácter simbólico.
Los doce no hicieron sino complementar y precisar algunas de las medidas acordadas en La Haya el lunes de la semana pasada: reducción al mínimo imprescindible del número de diplomáticos y representantes consulares libios en la CE, (con el objetivo de que el número de libios en Europa no supere al de europeos en Libia), limitación de la libertad de movimiento de los diplomáticos libios en Europa a las ciudades donde estén acreditados y aplicación más estricta del régimen de visados. Además, explicó el presidente de la reunión, el holandés Hans van den Broek, las representaciones diplomáticas europeas en Libia se reducirán al mínimo imprescindible. Cada país examinará la necesidad de las oficinas no diplomáticas (aéreas, comerciales, etcétera) libias. Un grupo de expertos examinará los abusos del principio de la inmunidad diplomática y el eventual establecimiento de controles más estrictos.Ayer, ya no se habló de sanciones económicas. La. Comunidad Europea importó el año pasado de Libia productos por valor de 10.600 millones de dólares (cerca de billón y medio de pesetas), fundamentalmente: petróleo y gas, y exportó por valor de 3.500 millones de dólares. El cierre de las Embajadas en Libia fue rechazado por la mayoría. Ahora no hay representaciones diplomáticas libias en el Reino Unido, Holanda, Irlanda y Luxemburgo y, en consecuencia, tal tipo de represalia hubiese tenido que ser llevado a cabo sólo por España, República Federal de Alemania, Francia, Bélgica, Italia, Dinamarca y Portugal. Las medidas a aplicar "van a ser flexibles", dijo Van den Broek, que las consideró como "una señal o aviso para otros países que pueden estar implicados en actividades terroristas".
En el terreno diplomático, la presidencia holandesa de la CE, con el apoyo de la anterior (Luxemburgo) y de la siguiente (Reino Unido), ha mantenido contactos con la Liga Árabe y potenciará lo más rápidamente posible una reunión con los Estados árabes -"estamos dispuestos a buscar con los países árabes las razones del terrorismo y estoy convencido de que las conversaciones que mantengamos con esos países irán más allá del terrorismo", dijo Van den Broek-, con el Pacto de Varsovia y con los no alineados. La CE informó ayer a Libia de estas medidas, que se aplicarán de inmediato, según criterios nacionales y no comunitarios. "Europa quiere evitar una escalada militar", dijo tímidamente Van den Broek.
Más tiempo del previsto
Llegar a un acuerdo llevó más tiempo del previsto, a causa de las reticencias de Grecia e Italia a la adopción de sanciones que pudieran considerarse duras.
"Hemos subrayado la posición española, muy firme, de que ninguna causa política justifica el terrorismo", indicó el representante español, Francisco Fernández Ordóñez. El ministro expresó la doble preocupación de su Gobierno sobre la paz en el Mediterráneo -insistió en la necesidad de que haya "diálogo en varias direcciones"- y sobre la cuestión terrorista propiamente dicha. Según Fernández Ordóñez, esta última debe abordarse "con medidas concretas".
Algunos medios comunitarios comentaron que el ministro español había hablado en la reunión bajo "dobles instrucciones", unas procedentes del Ministerio del Interior ("muy duro en todo el tema antiterrorista por lo que pueda ocurrir con ETA", según esos medios) y otras, de Asuntos Exteriores ("más flojas").
Las medidas acordadas ayer serán ahora estudiadas por el Gobierno español y "algo se va a hacer", según Fernández Ordóñez, aunque aún no pudo precisar qué. En la sala, el ministro británico, sir Geoffrey Howe, insistió en la importancia de mantener la "solidaridad atlántica", pero "no a través de una sumisión en un solo sentido", la de Europa ante EE UU, e insistió en que la credibilidad europea está en demostrar que hay una alternativa creíble a la presión militar. Howe también comentó que la percepción norteamericana de lo que Europa esté dispuesta a hacer puede tener implicaciones económicas, como es el caso del turismo.
Estaba claro ayer que la CE quería calmar las aguas sobre la base del mínimo común acuerdo. Grecia no quería ir más allá de lo pactado en La Haya. Y el silencio frente a EE UU puede ser significativo. En La Haya, la CE pidió moderación a todas las partes. La CE no fue escuchada. "No hemos tomado estas medidas para satisfacer al presidente Reagan", dijo Ordóñez, quien espera que "se imponga la cordura".
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